El pasado mes de julio fuimos a Hondarribia a la boda de unos amigos nuestros. Mi marido me sorprendió con el alojamiento. Reservó una habitación en Pampinot, una casa-palacio de 1587 situada en pleno casco histórico de Hondarribia, Guipúzcoa. No hace muchos años que es hotel. Fue almacén, sidrería y residencia de nobles.
Nos contaron los responsables de este pequeño hotel que allí había pernoctado la infanta María Teresa antes de casarse con el rey Luis XIV de Francia. El hoy hotel conserva la elegancia de su pasado. Su escalera realzada por una preciosa barandilla de hierros ornamentales te hacen pensar en propietarios de la nobleza. Lo mismo puedo decir de las lámparas que, sin caer en los excesos de lámparas más de palacio real, se hacen notar sobre tu cabeza en las distintas estancias de la casa, sobre todo en las zonas comunes.
En nuestra habitación había alguna pieza de anticuario. Una lámpara de araña ponía, desde el techo, seriedad al cuarto. Los suelos estaban excesivamente alfombrados para mi gusto. Pero me sentí cómoda. El Pampinot es una casa-palacio que huele a hogar.
Os la recomiendo. En el Pampinot recibes un trato familiar que se agradece. Es perfecto para pasar unos días cuando no vas muy acompañada. Mi marido y yo nos sentíamos un tanto desubicados cuando llegamos a Hondarribia. Sólo conocíamos a los amigos a cuya boda íbamos a asistir. La amabilidad de los dueños de la casa-palacio Pampinot consiguió que nos sintiéramos integrados.
Seguro que volvemos con las niñas. A mis hijas les gustaron mucho las fotos. Una foto que nos sacamos en Hondarribia, en la calle Mayor es una de sus fotos favoritas. Yo prefiero la que nos hicieron nuestros amigos al lado de un arco de piedra. La casa-palacio está al pasar ese arco, situado a la izquierda de la carretera de entrada a Hondarribia.