Probé las Patatas fritas en aceite de oliva CASA VELLA y he de decir que me gustaron. Las volveré a comprar, pero no tanto como las compraría si tuvieran un precio más arreglado. Me parecen carísimas. Pagar por un paquete de patatas fritas 1,75 euros es para pensarlo. Ni que decir que el paquete lo comí yo sola.
Estas patatas fritas me llamaron la atención en el lineal de patatas fritas y snacks en general del supermercado por su envase. Es una bolsa similar a las de todas las patatas fritas, pero le ponen unas fotos antiguas que te llevan a la nostalgia.
Yo las compré sin sal. Metí en la cesta el paquete que lleva a un padre de otros tiempos con un niño vestido a la moda antigua en la playa. Es una foto como las que guarda mi madre de su infancia. Una España en blanco y negro que te parece chic aunque no lo fuera.
Dejé en la estantería del supermercado las Patatas fritas en aceite de oliva con sal. Traían una foto de unas señoritas de otra época aplaudiéndose. Será las patatas fritas que compré para las niñas el próximo lunes. Los lunes les alegro la semana con un snack. Mis hijas son como los perros. Si no les animas los estómagos se te vienen abajo.
Os recomiendo las Patatas fritas en aceite de oliva CASA VELLA. Están muy buenas. Se les nota el aceite de oliva. También se les nota una fabricación más artesana que la de las patatas fritas de marcas blancas y marcas conocidas. Dicen que las fríen en sartén. Ellos sabrán. Lo que yo sé es que están tan buenas que me comí el paquete de las sin sal yo sola mientras veía un Sálvame Deluxe. Tranquilicé mi conciencia pensando que había comido un paquete entero de patatas fritas sin sal. Nada malo para la salud. Más bien un exceso saludable.