Los callos a la gallega COREN me hicieron quedar el domingo pasado como una gran cocinera. Venía a comer una tía de mi marido y mi esposo tuvo la genial idea de decirle por teléfono que habría callos. Casi me da el patatús completo. La que sabe hacer bien los callos es mi madre, no yo.
Salí del apuro bajando al supermercado y comprando tres tarrinas de Callos a la gallega de la marca Coren. Son tarrinas de 1 kilo. Me hubieran llegado dos, pero preferí que sobraran. Igual la señora tía de mi marido quería repetir plato. Nunca se sabe con esa gente mayor que ha olvidado las buenas maneras en la mesa. Tiene razón mi madre cuando dice que hay que tener la pota llena cuando hay invitados.
La tía de mi marido quedó contentísima. Tanto le gustaban los callos que no comió otra cosa. Le tuvimos que servir otro plato y, como repetía una y otra vez lo buenos que estaban, le ofrecí más. Al final metió entre pecho y espalda tres platos de callos a la gallega.
No sé como su estómago lo resistió. Los callos de Coren están deliciosos, pero no dejan de ser un plato fuerte. Llevan sus garbanzos bien cociditos, la casquería, las especias. Lo que no llevan es nada de gluten ni lactosa. Los puede comer todo el mundo.
Lo mejor es lo rápido que los preparas. Los metes diez minutos en el microondas y los tienes listos para servir. Yo los serví en una sopera grande que me regaló mi madre. Puse la sopera encima de la mesa y dejé que se sirvieran. Si nos descuidamos, los come todos la tía de mi santo.
Os recomiendo los callos a la gallega Coren. Nadie dice que no los has hecho tú. Hasta dejan ese olor a callos en la cocina que te hace recordar los tiempos de tu infancia, cuando tu madre preparaba estos deliciosos callos. Decía mi marido que no era lo mismo. Mi madre los prepara mejor. Lo que no es lo mismo es que me ponga yo con los garbanzos y la casquería y acabe desesperada porque me sale todo crudo. Prefiero que Coren cocine los callos a la gallega por mí.
Me costó 9,95 euros cada tarrina. Compré tres tarrinas de estos callos congelados. Por treinta euros comimos cinco personas en casa callos. Me hubiera salido más caro invitar a la tía de mi marido a un restaurante.