Desde el Cortijo El Puerto del Negro en Gaucín, Málaga, pudimos ver el peñón de Gibraltar y el perfil de la costa africana. Era como un sueño. Mi marido había reservado una semana en este alojamiento rural para pasar unas vacaciones tranquilas con su madre. Fue todo un acierto.
Mi suegra tomó buena nota de la decoración exótica de la casa. Los dueños vivieron muchos años en Sudáfrica. En su nuevo negocio plasmaron la decoración de su país de origen y de otros países que habían conocido en su periplo viajero. No faltaban muebles de estilo inglés mezclados con pequeños objetos procedentes de la India, de Marruecos y de la artesanía andaluza.
Tuvimos la suerte de tener libre la habitación que tiene un arco ojival enmarcando la cama. Mi suegra la quería para ella, pero le dije que era la nuestra. Tuvo que contentarse con una habitación más pequeña. Mis hijas eligieron otra habitación similar a la de su abuela. Las tres habitaciones tenían cuartos de baño con bañeras con espejos incrustados. Me sentí rara duchándome con un espejo devolviéndome mi imagen desnuda. Mi marido decía que aquello era sensual. Yo casi sentía miedo. Me venía a la cabeza una película de terror famosa. Afortunadamente, no había cortinilla en la bañera.
Os recomiendo el Cortijo El Puerto del Negro en Gaucín, Málaga, para pasar unos días en la tranquilidad del campo de Andalucía. Los alrededores son bonitos. Nosotros fuimos andando hasta el castillo del Águila y mi suegra prosiguió el camino con mi santo hasta la Ermita del Santo Niño. El segundo día los acompañamos las niñas y servidora en un recorrido de iglesias de la zona. Vimos la iglesia de San Sebastián, del siglo XVI, la fuente de los Seis Caños, construida en el siglo XVIII y unas casas señoriales que no estaban en venta. Si lo estuvieran, mi suegra hubiera comprado una, aunque fuera con hipoteca. Le encantan las casas antiguas.
Lo mejor del Cortijo El Puente del Negro son las vistas. Asomarte a la ventana de tu habitación y ver el Peñón de Gibraltar es un lujo. Me encantó. Tienen esta casona andaluza muy bien conservada. Destacaría también la frondosidad de los jardines. Seguro que volvemos por allí.