La trucha que mató al Rey de Teresa López Velayos es una novela histórica que nos lleva al lejano año 1468, cuando batallaban por la Corona de Castilla Enrique IV y su hermano Alfonso, todavía niño. Parece que el pequeño príncipe tenía muchos apoyos. Por eso se supuso que lo mataron cuando falleció a raíz de una comida en una posada.
¿Fue un empacho? ¿Estaba en malas condiciones la trucha que se comió Alfonsito? Son interrogantes que plantea la autora en una novela en la que aparece otra niña: Petra, una niña de doce años que vive en el año 1978. Petra entra en una cueva de su pueblo y va directa al siglo XIV, justo antes de que se produzca el fatal desenlace.
Petra es la propia autora. Nos cuenta sus recuerdos del pueblo de la posada donde paró el séquito real con tan mala fortuna que una trucha acabó con la vida del joven Alfonso. La autora da rienda suelta a su fantasía. "En la infancia está nuestra verdad" escribe tajante la periodista metida a escritora. No faltan otras frases filosóficas que te hacen pensar que estás leyendo filosofía de andar por casa en vez de tener entre tus manos una novela histórica.
No me gustó el libro. Teresa ha escrito cortos y ha estado metida en el mundo del cine, pero le falta un algo para escribir novela histórica. No ha estado nada acertada en "La trucha que mató al Rey" al tirar de sus recuerdos de infancia. Se pone sentimental. La documentación tampoco se ve trabajada. Esta novela es un libro de escritura rápida y de escritura torpe. Por eso no os lo recomiendo. Hay novelas históricas mucho mejores en las librerías.
Más interesante que la novela es el hecho histórico en el que está ambientada. El niño Alfonso era el hermano de la futura Reina Isabel la Católica. Viajaban juntos. Casi te crees que Alfonso fue envenenado. Lo que no crees es que La trucha que mató al Rey sea un libro de literatura infantil. Lo tienen mal catalogado.