La Lorena francesa conserva los campos de batalla de la Gran Guerra en medio de sus bosques salpicados por pantanos. Hacer turismo rural por esta región de Francia es una experiencia que te acerca a la Primera Guerra mundial, cuando los jóvenes soldados franceses y alemanes se mataban en batallas sin sentido. Las guerras son irracionales.
Afortunadamente, la Lorena de hoy no tiene nada que ver con la Lorena de la Primera Guerra Mundial. Es una región tranquila, no tan habitada como yo me suponía. Sus habitantes son 2.310.000. Tampoco el territorio es tan grande. Con una superficie de 23.547 km² tienes tiempo de sobra para recorrer todos sus pueblos y ciudades en una excursión de mucho coche como la que hicimos nosotros hace dos años largos. Hicimos turismo rural y turismo urbano.
No nos perdimos sus montañas. Subimos a su punto más alto, el Hohneck, con 1.364 metros, en las montañas de los Vosgos. No te da precisamente el mal de altura allí arriba. Lo único que notas es lo bien que se respira. Tiene aire puro. Después de este contacto con la madre Naturaleza, fuimos hasta la antigua capital del ducado, la ciudad de Nancy en el departamento de la Meurthe y Mosela. La prefectura regional o Conseil Régional de Lorraine se encuentra en la ciudad de Metz, departamento de Mosela. También la visitamos.
Pero nuestra visita no estuvo tan centrada en las ciudades de la Lorena francesa como en sus campos. Mi marido estaba muy interesado en ver in situ los campos de batalla de la Gran Guerra. Los campos los conservan tal cual sin hacer nada por conservarlos. Simplemente los dejan estar. Allí están con muchos muertos enterrados. Algunos cadáveres los recuperaron, la mayoría sigue enterrada en los terrenos donde cayeron muertos.
Salpicando la gran masa de bosques encuentras aldeas tranquilas. La Lorena francesa tiene fronteras con Bélgica, Luxemburgo y Alemania. Es un territorio intermedio entre el mundo alemán y el mundo latino, un lugar luminoso, verde, salpicado por arroyuelos. Hay un gran río que va a desembocar en el Rhin.
Mi marido y mi hija mayor fueron a visitar uno de los fuertes que se podían ver. Yo preferí ir de tiendas. Entrar en un castillo donde habían decidido matarse en una guerra no me apetecía. La visita les resultó bastante amena. Lo pasaron bien recorriendo las galerías de piedra del castillo con una audioguía.
Os recomiendo visitar la Lorena francesa. Las trincheras de la Primera Guerra mundial se pierden en los bosques cubiertas de hojarasca. Hay muchos soldados enterrados en los bosques. La Gran Guerra destruyó nueve pueblos cercanos a Verdún. En Verdún no debes perderte el museo dedicado a la Gran Guerra. Fue donde acabamos nuestra excursión después de visitar Tréveris en el Norte y, más abajo, Metz y Toul.