Fui a Loro Parque porque mi suegra quería ver los animales salvajes que tienen por allí encerrados. A mí no me gustan los zoos. Creo que son cosas del pasado. Hoy en día ya vemos los animales salvajes en vídeos y no necesitamos ir a verlos in situ a un encierro antinatural.
Nos comentaron que hay animales que dejaron de tener. Por ejemplo, los pingüinos que hacían las delicias de los turistas. Siguen teniendo orcas, como pudimos ver. El Loro Parque es uno de los dos parques que tienen orcas en cautividad en Europa. Las orcas no se veían muy contentas. Lo mismo puedo decir del resto de inquilinos del zoo. Tigres, osos hormigueros, suricatas, lemures, capibaras, chimpancés… Son solo algunas de las especies que están encerradas allí para entretenimiento de las personas que pagan por verlas.
Loro Parque está en Puerto de la Cruz, en Tenerife. Puedes conseguir una entrada online. No os recomiendo visitarlo. Como os decía, los zoos son cosa del pasado. Yo no hubiera ido si a mi suegra no se le hubiera antojado. Accedí a que fueran las niñas para evitar una discusión familiar. Afortunadamente, mis hijas lo pasaron de cine. No se daban cuenta de las caritas tristes que tenían los animales allí encerrados. Estaban fuera de su hábitat natural. Entre sus atracciones más espectaculares se encuentran las Orcas, delfines, leones marinos y la colección más grande de loros del mundo. Los loros casi me vuelven loca. No me gustan. Me horroriza un pájaro hablando. Las niñas, en cambio, estaban entusiasmadas viendo aquellos bichos. Igual que mi suegra. La madre de mi marido quiso que le sacáramos fotos con todos los animalitos.
La verdad es que Loro Parque tiene el negocio bien montado. Hicieron una Fundación. Puedes hacerte miembro. Vas pagando y te regalan entradas de cortesía. Mi suegra quería hacerse miembra. Le quitamos de la cabeza esa idea loca. El dinero no es para tirarlo en causas pasadas de moda. Mejor que se lo dé a sus nietas.