Una casa rural entre castaños y magnolios

Acerca de:Hotel El Jardín de Carrejo [Carrejo]
Ventajas:dichas
Desventajas:dichas
El Jardín de Carrejo en Carrejo, Cantabria, tiene una decoración minimalista que resulta relajante para el huésped. Cuando llegas con dos niñas, un marido y una suegra buscando tranquilidad la decoración libre de excesos contribuye a crear un ambiente ideal para relajarte. Yo me olvidé de todos mis problemas durante el fin de semana largo que pasamos en esta casa rural del norte de España.

El jardín era precioso. Tenía castaños, magnolios, abetos y otros árboles, algunos centenarios. El césped estaba muy bien cuidado. No faltaba un río y una piscifactoría sin actividad. El negocio del pescado era cosa del pasado. Los dueños de la casona encuentran hoy sus huevos de oro en el turismo rural.

Nos contaron que los muros databan del año 1891. Conctruyeron muy bien nuestros antepasados. Se veían mucho mejor aquellas murallas que cerraban la finca que el cierre de bloque bonito que tenemos en nuestra segunda residencia en el campo.

El jardín de Carrejo está en el Valle de Cabuérniga, una zona de casas nobles, muchas de las cuales podemos disfrutar todos los que nos apuntamos al turismo rural. Mi marido se quejaba del píar de los pajaritos. La insonorización no era gran cosa. Mi suegra, en cambio, estaba feliz. Le encantan los animalitos, ya sean de cuatro patas o voladores.

Nos dieron tres habitaciones muy paredicas. Las cortinas y las colchas de las camas estaban conjuntadas. Los cabeceros eran de madera maciza. Las paredes estaban perfectamente pintadas en colores crema oscuro. Predominaban las lineas puras, las formas limpias y los minimalismos orientales. Las lámparas y los pomos de las puertas se apuntaban al estilismo cuidado de una decoración bien pensada por el arquitecto.

Os recomiendo El Jardín de Carrejo. También os recomiendo sus suites con terraza. Son divinas. La nuestra era amplia y bastante luminosa. Teníamos unas vistas preciosas del jardín desde las ventanas.

Mi suegra quiso ir a ver las minas de sal en Cabezón de la Sal. Hubo que sacar el coche del garaje y llevarla. Menos mal que quedaba cerca. Pudimos ver en el trayecto el palacio de la Bodega, del siglo XVIII. Me gustó más la mansión del Conde San Diego. Queda a unos dos kilómetros de la casona. Me encanta esta zona de palacetes bonitos.
Fecha:18:16:46 16/12/21
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Votos:no disponible.
Categorías:Viajes