Real Sitio de Ventosilla es la finca de la bodega Pradorey. Este año llevamos a las niñas para que vieran los viñedos y la fabricación de vino en una de las bodegas más importantes de Ribera del Duero.
La finca es inmensa. Te pierdes entre tanto viñedo. Nos contó el guía que eran 3000 hectáreas de extensión. Mis hijas decían que no tenía fin, y lo parecía. Era un lujo pasear entre tanto viñedo, entre tanta uva que estaba naciendo en unas parras floreadas.
En el año 1503 la Reina Católica compró esta maravillosa propiedad. Se la dejó en herencia a su hija Juana. Carlos I le regaló la finca a la nobleza haciendo gala de su generosidad con los ricos.
Hoy en día en la finca se realizan muchas actividades, todas relacionadas con el vino. Las catas son interesantes, sobre todo por las caras de expertos que ponen los que se animan a oler el vino antes de probarlo a tragitos. Mi marido y servidora no sumanos a una cata de los caldos de esta conocida marca.
Fue una experiencia divertida. Yo apenas los distinguía. Todos los vinos me sabían igual o parecido. Mi marido, en cambio, encontraba grandes diferencias.
Os recomiendo visitar Pardoderey. Es una bodega que está en el Real Sitio de Ventosilla, una zona de gran calidad para el cultivo del viñedo. Es el corazón del Rivera del Duero.
Nosotros vamos a volver. Este turismo rural es muy sano. Se respiraba aire puro entre tanto viñedo. La exposición estaba muy bien. Explicaban con todo detalle la historia de la finca. Vimos viejos barriles, las nuevas técnicas de producción, el cuidado envasado.
Si eres una persona interesada en la cultura vitivinícola, no debes perderte una visita a la bodega de Pradorey. Ver crecer las uvas que, una vez exprimidas, dan lugar al vino que servimos en nuestras mejores comidas y cenas es una experiencia muy grata.
Mis hijas se dieron cuenta de que el vino no sale del supermercado sino de unos lindos arbolitos que hay que cuidar para que den uvas llenas de licor. Como dice mi madre, no hay nada sin trabajo.