El faro de San Cibrao en Cervo es uno de esos lugares que debes ir a ver por el romanticismo que tienen, sobre todo de noche. Yo he ido con mi marido cuando pasamos unos días por la Mariña lucense.
Mi santo se dedicó a sacar fotos. Le encanta fotografiar al mar enrabietado y ese día el Cantábrico se veía realmente picado. Metía miedo.
Cervo es un municipio con poca gente. Estamos en una localidad de la España vaciada. Aún así, encuentras varios establecimientos que le dan su encanto. Tienes bares, pequeña tiendas y no falta una floristería que, como todas, venden más flores para los entierros que para los vivos.
El faro no para. Trabaja a destajo. De noche se ve su luz intermitente desde los alrededores. Colocado sobre una pequeña montañita se hace ver por lo barcos que buscan tierra tras largas jornadas de mar.
Nosotros tuvimos tiempo para hacer algo de turismo de diversión. Después de pasear por la zona del faro de San Cibrao fuimos a tomar unas copas la pub Aquelarre. Al día siguiente compré algunos regalitos en una tienda que tenía kiosko y marchamos con ganas de regresar pronto. Volveremos con nuestras hijas.
Os recomiendo el Faro de San Cibrao en Cervo, Lugo. Es un faro famoso. Estas Navidades sale en un spot publicitario de la Lotería de Navidad. También recuerdo haberlo visto en el anuncio navideño que hizo Abanca en el 2019. Los sitios bonitos siempre acaban haciéndose famoso. Por eso hay que ir a verlos antes de que el turismo masivo se abalance sobre ellos.
Hoy por hoy el faro está como en el año 1864 cuando lo inauguraron y empezó a funcionar su inconfundible luz blanca. La luz se ve a 9 millas de distancia. Esperemos que siga siendo uno de los faros en funcionamiento. Los faros son el mejor recuerdo de lo mejor de los viejos tiempos.