Nuestra estancia en el Hotel Balneario Río Pambre de Palas de Rei, Lugo fue inolvidable. Es un hotel que no te deja indiferente. No sabes si estás en la antigüedad o si has llegado a un futuro distinto al que tenías en mente.
Las edificaciones de este complejo hotelero las construyeron siguiendo criterios bioclimáticos con materiales característicos de la arquitectura gallega muy de aldea.
No se puede negar que las 28 habitaciones del Hotel Balneario Río Pambre cuentan con un encanto especial. Ninguna te deja indiferente. Nosotros vimos unas cuantas antes de decidirnos por una de las grandes. De ellas, 16 están localizadas en el edificio principal, mientras que las otras 12 habitaciones están situadas en pallozas de piedra con tejado de pizarra.
Nosotros nos quedamos en una habitación del edificio principal. Las pallozas de piedra no me convencían. Mi marido accedió a sumarse a mi elección. Si fuera por mi santo, acabaríamos en una palloza circular.
También tienen habitaciones con vistas al río, al castillo, en el ático y una con terraza. Puedes elegir variedad a tu gusto. La nuestra tenía vistas al castillo. Me sentía como una trabajadora del los señores de aquella fortaleza de granito cuando me asomaba a la ventana por la mañana.
No nos faltaron comodidades Todas las habitaciones del hotel, tanto en el edificio principal como en las pallozas disponen de baño con buenos sanitarios, aire acondicionado en verano, calefacción cuando viene el frío del invierno, TV de pantalla plana y wifi que no defrauda. Pero no esperes lujos en la decoración. Unas camas que parecen sacadas de una casa de las cercanías invitan a dormir como en el domicilio de una abuela que hubiera podido tener mejores camas. Las lámparas recuerdan a las que había en las casas de campo hace décadas. Lo mismo puedo decir de la ropa de cama.
Las instalaciones del hotel se completan con restaurante, bar-cafetería y un balneario de aguas mineromedicinales que no debes perderte. Tienen unas aguas milagrosas. Te quitan el estrés de encima.
Os recomiendo el hotel. Está en un lugar rodeado de bosques autóctonos con árboles centenarios asomados a los ríos de aguas limpias por falta de un vecindario numeroso.
Seguro que volvemos. Mi suegra lamentó no haberse sumado a nuestro viaje. Le encantan los balnearios. Se quedó sin disfrutar de los relajantes tratamientos y de las aguas termales del Hotel Balneario Río Pambre. Otra vez será. Seguro que la madre de mi marido hace nuestra estancia más amena.
Reconozco que me aburrí un poco. El circuito termal, una vez que me relajo, dejó de interesarme. Quería volver al mundanal ruido. Pero reconozco que estaba bien aquella piscina activa mineromedicinal. Mi marido se metió con ganas en el baño de vapor con contraste en poza fría con una duración de una hora. Hubiera estado más tiempo si durara más.
Probamos las dos técnicas de balneario: la bañera de burbujas, chorro, presoterapia, inhalaciones y el masaje cérvicodorsal de 10 minutos.