Las galletas María Oro de Cuétara están por las nubes. Pagar 3,95 por un envase de 800 gramos de galletas debería estar prohibido. Encima ni siquiera trae un envasado que justifique el precio. Te meten las galletas en un plástico sin gastar en una caja de cartón bonita que proteja el contenido.
Yo sigo comprando estas galletas de desayuno porque son las preferidas de mi madre. Es la galletita redonda de toda la vida, un clásico que quita muy bien el hambre acompañando una taza de café mañanero.
Dicen en el envase que elaboran las galletas con un 64% más de trigo. Ellos sabrán lo que les meten. Yo las encuentro igual de sabor: bastante dulces, sobre todo cuando las mojas en la leche.
Cierto que yo las mojo en leche sin lactosa, pero aunque las mojes en un café con leche normal se encuentran dulces. Deberían reducirle los azúcares añadidos que les ponen para hacerlas más adictivas.
Dado el precio que llevan, no os recomiendo comprarlas. Por ese precio compras unas galletas María sin azúcares añadidos y aún te sobra dinero. Hay que penar en cuidar la salud a la vez que se cuida el bolsillo.
También encuentras las mismas galletas María más baratas en otras marcas de la competencia. Cuétara es una marca que ha encarecido mucho sus productos. La fama se les ha subido a los directivos a la cabeza.
Mi madre sigue diciendo que son las mejores galletas María. Ya le dije que voy a tener que dejar de comprarlas. Cuando venga a mi casa a cuidar de sus nietas, tendrá que traer las galletas María de Cuétara de su casa. Su hija da para lo que da en esta época de inflación galopante que estamos viviendo.
Afortunadamente, hay galletas María de marcas blancas mucho más baratas. No hace falta pagar tanto para tener estas galletas clásicas de los desayunos familiares sobre tu mesa.