Con este primer título el escritor de origen gallego Domingo Villar, inicia una saga de novelas policíacas ambientadas en Vigo y sus alrededores.
En Ojos de Agua, Leo Caldas, inspector de policía, y su ayudante, Rafael Estévez, un aragonés que no termina de adaptarse a las tierras gallegas, ni a su clima ni a la mentalidad de sus gentes, han de enfrentarse a la misteriosa muerte de un músico de jazz que vive en la exclusiva isla de Toralla.
Su forma de morir indica que ha sido a manos de alguien con conocimientos científicos. Una serie de pistas en la habitación pasarán desapercibidas en un primer momento, pero servirán a Leo Caldas para revisar el caso y dar un giro final inesperado.
La verdad es que resulta bastante curioso alejarnos de las ambientaciones nórdicas de novela negra, tan de moda en estos últimos años, para pasearnos por tierras más conocidas, ambientación que Domingo Villar hace muy bien, aunque no logra que el libro sea redondo, se lee con facilidad, pero lo encuentro algo falto de imaginación y con unos personajes dibujados con pocos trazos, me hubiera gustado que fuesen más sólidos.
Una buena lectura, pero sin dudas el escritor lo ha hecho mucho mejor con la segunda parte, La playa de los ahogados.