La Cripta de la Catedral de Santa Mª la Real de la Almudena, en Madrid, es, sin duda alguna, la cripta más espectacular de España.
Desconocida por muchos madrileños, a ella se accede por la Calle Mayor, en el comienzo de la Cuesta de la Vega.
Tiene planta de cruz latina y su principal atractivo radica en sus 558 columnas, cuyos capiteles tallados son todos distintos entre sí. El altar mayor de la cripta está presidido por una imagen de la Virgen de la Almudena que data de 1948 y, en total, esta construcción tiene veintinuna capillas dedicadas a distintas advocaciones marianas, santos, etc...
La visita a la Cripta vale la pena. Hasta la primavera de 2010, la entrada era libre, pero en la actualidad, el precio de la entrada es de dos euros por persona. A dicha entrada se adjunta un folleto explicativo y una estampita de la Virgen de la Almudena, patrona de Madrid.
La Cripta es muy fúnebre, ya que el suelo está repleto de tumbas, y no sólo el suelo, también las capillas laterales y las paredes del edificio se cubren de losas funerarias, algunas de las cuales se adornan con centros y ramos de flores. Sin embargo, gracias a la piedra blanca, no resulta ni lúgubre ni oscura en absoluto.
Personalmente, me gusta mucho más la Cripta que la propia Catedral de la Almudena, de construcción tan reciente y ecléctica que parecen faltarle muchos años para ser una verdadera Catedral.
Sin embargo, hay un detalle que resta interés a la Cripta: sus vidrieras no están formadas por cristales de color, sino por láminas pegadas que, en alguna de mis visitas, he encontrado despegadas, con mi consiguiente disgusto y decepción.
No obstante, a pesar de ello, recomiendo su visita.