Chinchón es un pueblo de la provincia de Madrid que tiene la consideración de villa. Declarado conjunto histórico, es uno de los pueblos de la Comunidad Autónoma de Madrid más visitados por el turismo.
Su slogan turístico "Chinchón, anís, plaza y mesón", resume perfectamente a qué se va a Chinchón: a disfrutar de su Plaza, a comprar "tetas de monjas", o "pelotas de fraile" en sus panaderías, a beber anís, a comprar ajos, a comer en alguno de sus restaurantes típicos y, por supuesto, a recorrer sus calles.
El punto más espectacular y conocido de la villa es su Plaza Mayor, alrededor de la cual gira la vida de Chinchón. La Plaza, es un recinto irregular, con galerías apoyadas en columnas de piedra y balconadas de madera pintadas en verde, como resultado del referéndum que se celebró entre los vecinos de Chinchón para elegir el color del que se pintarían los balcones. En los bajos se hallan los restaurantes, comercios, bares, tiendas de artesanía, tiendas de licores y tahonas y la fuente, llamada Fuente de Arriba por los del pueblo. Hay otra fuente, llamada la de Abajo, antiguo pilón de lavanderas escondida tras el número ocho de la Plaza.
Durante las fiestas de Agosto y Septiembre, la Plaza se utiliza como recinto taurino y los sábados acoge mercadillos. También ha sido y es escenario del rodaje de películas, de representaciones teatrales (incluida la Pasión Viviente que se celebra en Semana Santa), etc...
Los fines de semana y días festivos, una recua de burritos recorre la Plaza Mayor para divertimento de niños y mayores (a tres euros las dos vueltas a la Plaza).
Desde el centro de la Plaza se puede comprobar que, como dice el dicho popular, Chinchón tiene una iglesia sin torre y una torre sin iglesia. Saliendo de la Plaza por uno de los Arcos y subiendo la cuesta está la Iglesia de la Asunción y el mejor mirador del pueblo. Al lado de la Iglesia está el Teatro Lope de Vega y un poco más allá, la Torre del Reloj.
Para conocer Chinchón, lo mejor es dejar el coche en el parking que hay frente a la fachada principal del Parador, y patear sus calles, bajando la calle hasta la Ermita de San Roque y el Monasterio de las Clarisas. De la plazoleta que hay frente al Monasterio, sale una callecita que desemboca en el Castillo de los Condes (siglo XV), antaño fábrica del anís que toma el nombre del pueblo. Este castillo conserva únicamente el puente levadizo, el foso y el patio de armas. Lástima que su estado actual no permita las visitas turísticas.
Frente al Parador, antiguo convento agustino, está la Casa de la Cadena, con su escudo nobiliario en la fachada. El Parador es un edificio muy bello y bien rehabilitado, hoy reconvertido en hotel-restaurante de lujo, en el que destacan su patio central, las pinturas que decoran sus muros y unos hermosos jardines escalonados que actualmente no pueden visitarse.
Junto al popular anís, en Chinchón es imprescindible probar los vinos (tintos, rosados y blancos), elaborados en la Cooperativa San Roque. Un recorrido alternativo al Chinchón monumental es el que nos lleva a los mesones y cuevas de Chinchón, conservados prácticamente tal como eran antes del boom turístico, con los utensilios de prensar la uva y con las grandes tinajas de Colmenar de Oreja.
Vale la pena acercarse a uno de los pueblos más bonitos de la Comunidad de Madrid.