El Antico Panada Hotel es un hotel de pasillos laberínticos, donde es fácil perderte. Pasillos y escaleras. Menos mal que tiene ascensor, pero, aun así, no te libras de los pasillos. Yo en un fin de semana tuve que pedirle ayuda varias veces a los empleados del hotel para llegar hasta mi habitación.
De la habitación que nos tocó no tengo queja. Era bastante amplia y bastante silenciosa también. Pese a que el hotel está ubicado a tiro de piedra de la Plaza de San Marcos, dentro apenas oyes los ruidos de la calle.
Nuestra habitación estaba en dos pisos. Abajo tenías una habitación con una cama y arriba otra habitación con otra cama junto al cuarto de baño. Nos lo pasamos pipa. Era perfecta para una pareja en trámites de separación, que no era nuestro caso, por supuesto.
En la decoración predominan los tonos rojos y los tonos madera. Recuerda mucho la decoración de un palacio. Es bastante clásica, pero cómoda.
Mi marido no quedó contento con el desayuno. Las tostadas estaban a medio tostar, el embutido era bastante pobre y lo mismo puedo decir de los zumos. Lo que sí estaba rica era la mermelada.
Tampoco tengo queja de la limpieza. Cambiaban las sábanas y las toallas a diario.