Los Colosos de Memnom es una de las cosas que más me gustó en mi viaje a Egipto, aunque he de reconocer que no dejan de ser dos gigantescas estatuas de piedra en un estado de conservación bastante más que mejorable y que no nos detuvimos demasiado tiempo a contemplarlas ya que tampoco tienen más, pero a mi me resultó fascinante por el hecho de que están en mitad de la nada. Creo recordar que es que fueron trasladados, pero no os fieis mucho ya que después de tanto templo, estatua, ruina y esfinge todo se me mezcla.
La verdad es que no puedo daros datos sobre como llegar ya que nos llevaron en el autobús, pararon, nos bajamos, foto, foto, y otra vez al autobús. Te dejan un rato para que puedas acercarte hasta ellos. Yo no lo hice porque hacía muchísimo calor, estaba destrozada después de visitar no se que templo (al final se me mezcla todo en mi viaje a Egipto). Pero si que se puede uno acercar y tocarlos, aunque a medida que vas acercándote pierdes perspectiva y ya no aprecias las estatuas, tan sólo te parecen dos impresionantes moles de piedra.
Los Colosos son dos enormes estatuas que representan a los típicos faraones sentados. Es una pena que estén tan dañados. Uno de ellos tiene todo el frente erosionado, tanto que no se aprecian las facciones, ni siquiera se intuyen. La otra está mejor, aunque tampoco está demasiado definida. De todos modos lo que más impresiona es su tamaño y como os he dicho, que está en mitad de la nada, con una colina al fondo que queda empequeñecida con el colosal tamaño de las estatuas.
Creo que es algo que todo el mundo debería ver, aunque creo que es inevitable si vas de viaje a Egipto porque todo el mundo suele ir en viaje organizado y es una de las visitas incluidas.