En el Hotel The New York Palace hacen que te sientas como una princesa en su palacio.
Nosotros tuvimos la suerte de alojarnos en una suite que pagaba la empresa de mi marido. Estuvimos una semana de lujo. Toda la decoración recordaba la decoración propia de un palacio. Los colores era crema, las cortinas eran de brocado, el suelo estaba cubierto por alfombras con motivos estampados. ¿Y el baño? Precioso. Tenía mármol de verdad por todas partes.
No nos faltó de nada, más bien nos sobró. Por ejemplo, no gastamos ni el 20% de los productos de baño que encontramos en el cuarto de baño de grandes dimensiones que pudimos disfrutar. Todos eran productos de primeras marcas. Hasta nos habían dejado maquinillas de afeitar, espejos de bolso para depilarte la cara, sales, coleteros, un kit para arreglarte las uñas, maquillaje,... En mi vida había estado en un cuarto de baño como aquel. Parecía una perfumería.
La cama era un lujo. Ya lo eran las sábanas que estaban bordadas. En la suite teníamos una sala de estar desde cuyas ventanas teníamos unas vistas preciosas de Nueva York. cansó de sacar fotos desde la ventana.
Yo apenas salí del hotel. ¿Para qué salir? Había que disfrutar aquel lujo. Por ejemplo, el televisor de 42" o la conexión wi fi gratis total que iba veloz como un rayo.
Lo que usa plancha y la tabla de planchar. No llevaba ropa que se arrugar mucho y preferí pasar mi tiempo en el jacuzzi del cuarto de baño o comiendo deliciosos platos en el restaurante.
El buffet del desayuno era también de lujo. Todos eran productos de calidad, zumos naturales, bollería artesanal, café delicioso.
Volvería al Hotel The New York Palace sin pensarlo dos veces. Está en Madison Avenue muy cerca de la catedral de San Patricio, Central Park y de la Quinta Avenida. No es barato, pero compensa pagar extras como el te cobran por el minibar porque tienes a tu disposición las mejores bebidas.