La colonia de Alvarez Gómez es uno de los clásicos en las fragancias españolas. Lleva más de 100 años en el mercado y creo que durará mucho mas.
Es una colonia de baño, de las que se venden a granel. Su aroma es muy fresco, de las que apetece ponerse tras salir de la ducha , ya que contribuye a esa sensación de limpieza.
Eso lo consigue gracias a los ingredientes que lleva, todas ellas muy fresquitas, cítricas, que son las que a mí me gustan. Lo malo es que, a cambio de ese frescor, la fijación es inexistente. El olor se va casi en cuanto te la pones en la piel. En la ropa dura más, pero a mí me gusta para ponérmela justo cuando salgo de la ducha, nada más secarme y directamente en la piel, algo que a priori no es recomendable pues es una colonia con alcohol, y podría resecar. A mí eso no me pasa pero claro, tampoco es que me bañe con ella. Me echo un poco en las palmas de las manos y con ello me froto en los antebrazos y por el cuello, con lo que el producto no cae directamente en la piel. Al alcohol de da un poco de tiempo para evaporarse y quizá sea por eso por lo que no parece resecar. Aunque realmente creo que por lo que no reseca, más bien todo lo contrario, es porque tiene un montón de aceites esenciales que contribuyen a ese agradable olor.
Entre sus notas principales hay que destacar el limón, la lavanda o el eucalipto, todos muy frescos pero con la pega de que no ayudan nada a la fijación. También tiene otros componentes más especiados, como el romero o el tomillo, que le dan ese toque tan especial a una de las marcas más longevas de la perfumería española. Un clásico que hace que no la use demasiado porque me cansa, pero que, debido a que siempre la vi en casa, recuerdo con añoranza y de vez en cuando me gusta echármela.
Aparte de esa falta de fijación, la pega principal de Alvarez Gómez es su formato. Es como todas las fragancias a granel. Se presenta en una botella de plástico de 750 ml y el líquido sale por un agujerito no especialmente pequeño, con lo que hay que tener cuidado de no dejarlo volcado para que no se derrame, aunque el tapón es hermético. Eso si, a fuerza de abrir y cerrar la "bisagra" del tapón se puede desgastar y romperse, con lo que al final el tapón ya no va a cerrar tan bien.
Hay otros formatos de esta fragancia. De hecho, la mayoría de ellos están embotellados en frascos de cristal, lo que mantiene mejor el olor y queda como más elegante. Sin embargo, si queréis usar esta colonia para lo mismo que yo, os recomiendo este formato, mucho más económico y es que 750 ml de producto no llegan a 12 euros, más que suficiente teniendo en cuenta la falta de fijación del producto. Seguramente la colonia que viene en el frasco de cristal sea un poco más concentrada y perdure mas, pero no creo que merezca la pena.