El Hotel Flavia de Padrón es un pequeño establecimiento hostelero en el que pasamos un par de días como en familia. Ninguna desventaja encontré.
Lo que más me gustó fue el trato familiar que recibimos. Te hacen sentir como si estuvieras en casa de un familiar. Todas son atenciones, lo cual viene de cine cuando vas con niñas pequeñas. Me prepararon los biberones de la más pequeña sin ningún problema, cosa que no puedo decir de otros hoteles.
Es un hotel barato en el que no te falta de nada. Además está muy bien ubicado en Padrón. Todo te queda a mano.
Nuestra habitación era doble, con un cuarto de baño precioso. Tenía teléfono, televisor de plasma, aire acondicionado,...
Me encantó la cama. Era grande, de matrimonio, el colchón era de los que me gustan: blando, que dan buen dormir. Dormimos mejor que en nuestra casa. El hotel no es nada ruidoso. Tampoco podía serlo mucho porque cuando estuvimos nosotros había poca gente. Tenían medio hotel vacío.
Todo estaba limpio como los chorros del oro. No escatimaban en toallas para el cuarto de baño y las sábanas te las cambiaban todos los días.
El desayuno era un buffet en el que no faltaban los zumos naturales, cosa que dejó muy satisfecho a mi marido. No es que tuviera mucha variedad el desayuno, pero los alimentos eran de calidad. La bollería, por ejemplo, era fresca, recién horneada y el pan era de lo mejorcito.