El Hotel Alfonso VIII de Cuenca es un tres estrellas muy bien ubicado, está justo en ciudad. Enfrente tienes el parque de San Julián.
Está tan céntrico que nosotros íbamos desde el hotel andando hasta la catedral o a las famosas casas colgadas las cuales os recomiendo muy mucho visitar.
Es un hotel perfecto para ir en plan turista. Todo te queda a mano. Puedes ahorrarte el coche o el taxi.
Nuestra habitación tenía unas preciosas vistas al casco histórico de Cuenca. Nos pusieron en una de cama de matrimonio. Había con dos camas individuales. Fueron muy amables. Cuando les pedimos añadir una cama supletoria y una cuna para las niñas no pusieron ningún problema.
Desayunamos en la cafetería. Podías ir a cualquier hora porque hasta las once de la noche la tenías abierta. El desayuno lo servían hasta las once de la mañana.
También comimos en el restaurante de la segunda planta del hotel. No vale la pena ir a ningún otro restaurante porque allí puedes degustar muy buena cocina de la zona.
Volvéría sin pensarlo al Hotel Alfonso VIII de Cuenca. El personal fue muy amable con nosotros. Hasta se preocuparon de conseguirme leche de soja cuando supieron de mi intolerancia a la lactosa.
La próxima vez quiero probar uno de sus apartamentos. Esta ve con una habitación porque la que nos dieron era muy amplia y cabíamos los cuatro sin estrecheces. Aun con la cama supletoria y la cuna sobraba espacio.