Granada me ha encantado en general, pero uno de los sitios en los que mejor me lo he pasado y más me ha gustado es el Barrio de Albaycín Es un lugar con muchísima vida, lleno de callejones, escaleras, calles serpenteantes y prácticamente peatonal. Es un barrio por el que deambular sin mapa, viendo las tiendas de artesanía y descubriendo los pequeños locales en los que tomar un te, fumar una kachimba o degustar alguna tapa granadina. Hay muchos para elegir pero todos tienen un encanto especial.
En el barrio también hay puestos ambulantes y músicos callejeros, es todo como de ambiente muy perro-flauta o hippie, como prefiráis.
Es un lugar que parece no tener horario, aunque cuando cae la noche no está muy bien iluminado y se queda vacío, excepto la zona más cercana a la catedral. Por tanto, os recomiendo que lo visitéis a media tarde y que bajéis antes de que se haga de noche cerrada, no por miedo, sino porque no tiene mucho interés. No queda gente ni locales abiertos, y las callejas ya no parecen tan mágicas.