Los Arcos Hotel, Segovia, es un hotel que no sale caro y es acogedor para una pareja enamorada. Yo estuve con mi marido un par de días. Fue llegar y encontrarme como en mi casa.
La habitación era grande, luminosa, con unas vistas preciosas y una gran cama de matrimonio. Mi marido echó en falta unas cortinas tipo cortinones. Decía que entraba demasiada luz por las cortinas tan sencillas que había en los grandes ventanales de la habitación. Para mí eran perfectas.
Por gustarme hasta me gustó el gran espejo que cubría toda la pared donde estaba el cabecero de la cama. Le daba mucho romanticismo a la habitación. Era fascinarte verte en el espejo vestida y desnuda, de noche y de día.
Había una cama supletoria que no necesitamos. La usamos de sofá. Este sofá-cama no era tan cómodo como la cama de matrimonio.
El cuarto de baño era sencillo. Demasiado sencillo para mi gusto. La ducha no funcionaba demasiado bien y había un olor como a desinfectante de tuberías que no se iba ni abriendo las ventanas. Tuvimos que tener cerrada la puerta del cuarto de baño día y noche.
El desayuno fue un buffet demasiado simplón para mi gusto. Mucha bollería industrial y muchos zumos de cartón. Mi marido tuvo suficiente con un desayuno. Al día siguiente fuimos a desayunar a una cafetería de los alrededores.
La mayor ventaja que le encuentro a este hotel es su ubicación. En diez minutos de caminata te pones en el acueducto. Por eso os lo recomiendo. Los Arcos Hotel, Segovia, podría ser mejor si lo tuvieran más cuidado. Por ejemplo, el televisor de nuestra habitación funcionaba fatal. Lo que iba bien era la conexión wi fi.