Soy de Santander, por lo que estoy más que acostumbrada a esta playa, no la veo con ojos de turista, pero creo que es una playa preciosa, no por la playa en si, sino por la zona en la que está, que es El Sardinero, de la que toma su nombre.
Santander es una ciudad con muchas playas. Esta no está entre mis favoritas pues prefiero playas con aguas más tranquilas. Soy friolera y para meterme en el agua lo tengo que hacer poco a poco. El Sardinero suele tener olas, con lo que eso de ir mojándose poco a poco suele ser difícil.
Además está masificada, es muy grande, sobre todo con marea baja, pero en julio y agosto es complicado encontrar un hueco donde plantar la toalla, y ya no hablemos de aparcar. Por suerte está muy bien comunicada vía transporte público, pero en esos meses pasa lo mismo. Los autobuses van hasta la bandera, todo el mundo cargado con los bártulos para la playa.
La playa del Sardinero se divide en dos, imaginaros el tamaño que tiene. A lo largo de toda la playa encontramos accesos para minusválidos y varios puestos de socorristas. También cuenta con duchas y baños y muy cerquita hay cantidad de bares y restaurantes, no sólo el típico chiringuito, con lo que es una playa para todo tipo de público.