Me alojé en el Sofitel Munich Bayerpost porque fue el primer hotel que encontré cuando salí de la estación de tren. Viajaba a Munich por negocios y sin planear nada. Ni siquiera había hecho reserva. Una puede ser así de chalada cuando anda a mil por hora. Pues bien, a sólo treinta metros de la estación del tren esta este hotel que os recomiendo mucho.
Es un hotel decorado con buen gusto, un hotel en el que no echas de menos a tu familia porque la decoración de la habitación y de las estancias comunes es muy de hotel de negocios. Estás cómoda y en un ambiente que consigue que te concentres en tu trabajo y que te olvides de que eres la maruja de tu casa.
Tampoco te queda lejos del centro de la ciudad. Yo me ponía en diez minutos de caminata en las calles céntricas de Munich. Fui al centro para hacer mis compras. Me gusta comprar a lo grande cuando me lo puedo permitir y aquellos días podía hacerlo. Una prenda de marca siempre es una prenda de marca.
Pese a su buena ubicación, acabé alquilando un coche en la estación de tren. Tienen un mostrador donde te alquilan el coche que quieras. Está en el primer piso. Con un coche eres más libre que si te desplazas en tren.
Con la habitación quedé muy satisfecha: era grande y luminosa. No era tan grande como otras habitaciones, pero yo la encontré espaciosa. Las había aún más grandes y más caras. Me llegó el espacio de sobra para mí sola. No era nada ruidosa pese a que sus ventanas daban a una calle que estaba transitada por el personal hasta de noche. Parecía que estabas en Sevilla.
Volvería al Sofitel Munich Bayerpost sin pensarlo dos veces. En la habitación tenía wi fi gratis. La única desventaja que le encontré al hotel era que la gente dejaba los platos en los pasillos. Pedían comida para la habitación y sacaban los platos vacíos para el pasillo. Era asqueroso.