Pasé una noche en el Hostal París, en la ciudad de Valladolid, y he quedado satisfecho.
Al llegar un trato correcto, en recepción he visto a tres personas diferentes, y todas ellas agradables y simpáticas, es algo que valoro mucho en este tipo de establecimientos.
Tras subir en ascensor a la habitación, una habitación bastante funcional, con dos camas individuales, aunque las dos juntas, un poco duras para mi gusto, pero eso es una apreciación personal.
Una habitación sin persianas, pero con cortinas que evitan que entre la luz, aunque a veces no consiguen evitar que entre algún rayo ocasional.
En la habitación había dos mesillas, una mesa con silla, y la televisión colgada en la pared.
Tenías tu regulador propio de temperatura, lo cual está fenomenal, porque como en esta ciudad hacía mucho frío estos días, la tuve alta para que eso no se apreciara, así que estaba calentito.
Respecto a la limpieza correcta, las sábanas básicas, blancas, pero bien.
La decoración, funcional, discreta, bastante clásica.
El baño, contaba con bañera, espejo de aumento, y amenities de bienvenida, cepillos de dientes, maquinilla de afeitar, gorro de ducha, esponjas, jabón líquido tanto en lavabo como en la bañera a través de un dispensador...
Las vistas, a una calle, nada especiales, sin embargo es algo normal teniendo en cuenta que se encuentra en el centro de la ciudad, a muy poca distancia de la Plaza Mayor, y muy cerca de la Catedral y Campo Grande.
Se echa de menos un restaurante o cafetería propio en el hostal, pero obviamente no todos tienen uno.
Pero al encontrarse en un lugar con tantas cafeterías a su alrededor si podrían tener algún acuerdo con ellas para ofrecer en ellas un desayuno incluido en la habitación o a buen precio con un descuento.
Lo que si tienen es acuerdo con un parking cercano para poder dejar el coche.
Una buena experiencia, que sin duda repetiría si tengo que recurrir de nuevo a hospedarme en la ciudad.