Mi marido quedó muy contento del Hotel Pato Amarillo porque tenía un restaurante con cocina en vivo. Le gusta ver como cocinan lo que acaba comiendo en su plato. Le da sensación de limpieza. A mí tanto me tiene. Lo que buscaba era un hotel cerca de la playa para pasar unos días con mi chico y con mis niñas. Eso tuve en este hotel en el que te sientes tan cómoda como en tu casa.
Nos dieron una habitación decorada con sentido práctico: dos camas, una de matrimonio, la otra auxiliar y un sofá cama en el que se dormía igual de bien. Había un televisor de plasma, conexión wi fi y una decoración en colores blanco, azul y madera quemada (me refiero a su tono) que me gustó mucho. El Hotel Pato Amarillo es de esos hoteles pensados para las vacaciones de sol y playa familiares.
No te aburres en este hotel. Tienen un bar de música en directo que da mucha vidilla al complejo hotelero. Da gusto ver cantar a pleno pulmón. El restaurante, como os dije, tiene cocina en vivo. Después, mucho buffet. Tú te vas sirviendo como si estuvieras en tu casa. A mí no me gusta mucho. Últimamente me da asquito ver como algunas personas acercan sus pezuñas a la comida que me acabo comiendo yo. La higiene no está muy garantizada en los buffets. El desayuno también era un buffet bien surtido: muchos pastelitos ricos, fiambres, yogures, zumos que parecían exprimidos de naranjas y no de cartón. Me gustó.
Os lo recomiendo. El Pato Amarillo está a 70 metros de la playa de Punta Umbría y a 20 minutos en coche de Huelva. Yo fui de compras a Huelva en el coche que teníamos alquilado. No puedo vivir sin hacer compras. Soy una fenicia, lo reconozco. Compro para mí y vendo a mis amigas. Lo que deberían mejorar es el parking. No me hizo ninguna gracia que lo cobraran. Acabamos dejando el coche en la calle. Menos mal que la conexión wi fi era gratuita.