Hice la ruta del Geoparque de Las Loras, en concreto, la Ruta del Cañón del Rudrón y no creo que la vuelva a hacer. En mi vida había pasado más miedo. Las aves rapaces volaban sobre mi cabeza de manera amenazante. Mi marido se partía de risa mientras yo temía por mi integridad física. No sé si era mi pelo rojo lo que las atraía o era un perfume floral que me había puesto ese día y ni me gustaba a mí misma.
La ruta discurre entre cañones fluviales. Te lleva unas cuatro horas y media andar todo lo que tiene para andar, es decir, sus ocho kilómetros. Yo la hice en cuatro horas porque corrí más que anduve. Llegué al final y tuve que esperar por mi santo y por las niñas.
Lo mejor de esta ruta es que me sirvió para conocer Sargentes de La Lora, un municipio con gran diversidad de flora y fauna y unos paisajes únicos. Ves núcleos rurales rodeados por el río, localidades poco pobladas, todas ellas con arquitectura antigua en sus casas. Entre las viejas edificaciones destacan las iglesias románicas.
La ruta transcurre por una zona verde, tranquila en el sentido de que no te encuentras con mala gente. Lo único malo son las aves rapaces que vuelan sin parar. Se les nota hambre. Fue una pena que me dieran el día porque me hubiera gustado pararme a ver los 15 ó 20 molinos que nos encontramos en el camino. Me encantan los molinos. Mi marido quería sacarnos fotos a mí y a las niñas delante de los molinos,pero yo no aguanté. Las aves rapaces me tenían con un ataque de nervios continuo.
En el único sitio donde paramos fue en el Museo del petróleo en Sargentes de La Lora. Pero eso fue una vez que acabamos de andar los 8 kilómetros de la ruta. El museo me vino genial para relajarme tras hacer esta ruta que os recomiendo si no tenéis miedo a las aves rapaces.