¡¡Hola a todos!!
Hace unos años de mi visita al Bioparc de Valencia, del cual guardo un recuerdo muy bonito y una experiencia muy gratificante. Durante mi estancia de una semana en la provincia de Alicante, fuimos planeando durante toda la semana más o menos lo que íbamos a hacer. Entre uno de los planes constaba la idea de subir a Valencia, a pasar el día.
Recuerdo que la visita la hicimos durante toda la mañana, el tiempo que nos costó llegar desde el pueblo en el que estábamos alojados en Alicante hasta el Bioparc no fue mucho, aunque se acrecentó porque nos perdimos un poco. Para que os hagáis una idea el Bioparc se encuentra en la propia ciudad de Valencia, pero no en el centro o por la zona de la Ciudad de las Ciencias y de las Artes, exactamente está al otro lado, en lo que son casi las fábricas. Nosotros nos adentramos en una inmensa calle de Valencia y tuvimos que preguntar.
Tras coger la dirección correcta, llegamos a la zona. Comentaros que hay un Carrefour justo en frente del Bioparc, con un amplio aparcamiento para las compras el cual es totalmente gratuito y hay estacionamiento para todos, allí fue donde dejé el coche. Además es el sitio perfecto, porque estaba medio techado por lo que protegía al coche del sol, para no cogerlo luego como una sauna.
Tras cruzar la carretera, ya nos encontramos con la entrada al Bioparc. Se trata de una inmensa entrada, donde te informan, entre otras cosas, que no se puede meter ningún tipo de comida del exterior. Supongo que por una parte para hacer negocio dentro y por otra para evitar que la gente alimente a los animales con otro tipo de comida que esté fuera de su alimentación. En total ese día entramos dos personas, la cual la entrada nos costó exactamente 36,56 euros con un descuento por tener carnet joven.
Nada más entrar, nos vamos a encontrar con un puente de madera que pasa por encima de un pequeño río y tras dejar atrás este puente, ya tenemos varios caminos para empezar a ver a los animales. En nuestro caso empezamos a hacer el recorrido por la derecha, no recuerdo si guiados por flechas o por instinto, pero creo recordar que no había un camino establecido. Nosotros nos guiamos por el mapa para no dejarnos nada por ver.
Entre las primeras especies que vimos fueron unos flamencos bien aletargados, todos dormidos con la cabeza bajo sus alas y a la pata coja. Luego nos metimos en un recorrido donde se podían ver lémures, la verdad es que los lémures saltaban sobre nuestras cabezas, de una rama a otra y de la rama al césped. La verdad es que estaban muy cerca y casi se les podía tocar, para que os hagáis una idea no había barrera entre ellos y nosotros, si extendías el brazo les tocabas, cosa que estaba prohibido y también vigilado por el personal de allí.
Más tarde pudimos observar una pantera, dormida en la sombra. Posteriormente vimos unos pequeños ciervos que compartían casa con unos hipopótamos tumbados éstos en el agua. Más tarde pasamos por un pasadizo que me gustó un montón su decoración, pues se trataba de un tronco hueco y nosotros pasamos por el interior del mismo hasta llegar a otra zona. Llegamos a la zona de los pelícanos, pequeños jabalíes, una zona de cuevas en cuyo interior se escondían numerosas especies de peces. Era como una especie de acuario, un lugar sombrío donde la verdad que se estaba bien fresquito y aparte de ver animales, servía como zona de respiro, ya que una de las pocas cosas que puedo poner un pero a este Bioparc es que no hay muchas zonas de sombra, por lo que con el tremendo calor y sol que hacía ese día, la verdad que sudamos la gota gorda.
Tras dejar atrás el acuario, llegamos a la zona que más me gustó del Bioparc, la de los elefantes. La verdad es que no recuerdo haber visto a unos elefantes tan de cerca. Allí había unos cuantos, no muchos, pero sí los suficientes. Era realmente impresionante verles jugar con el agua, los pobres estaban igual de muertos de calor que todos. Se zambullían en el agua, mojándose con su trompa y cogiendo el agua que venía de una cascada cercana, era una imagen preciosa. Al salirse del agua iban a la zona de arena y les veías como cogían la arena con la trompa y se la rociaban por todo su cuerpo. Estuvimos sin exagerar como cosa de 15 minutos, quizás 20, viendo este espectáculo. ¡¡Lo recomiendo!!
Al lado de la zona de los elefantes, cerca del anfiteatro, hay un restaurante donde poder tomar o comer algo. Éste nuevamente está muy bien decorado, acorde con el Bioparc, con el tejado de palmera seca. Mientras te tomas algo puedes seguir viendo animales, ya que éstos se encuentran alrededor del mismo.
Después seguimos viendo el resto de animales, en el recorrido nos encontramos con leones, jirafas, dromedarios, tucanes, cebras, rinocerontes y facóceros. Destacar entre todos éstos el recinto de las jirafas, otro que me encantó porque lo vas como bordeando y se pueden ver las jirafas bastante cerca. Otro recinto que me encantó fue el de los rinocerontes, éstos eran enormes aunque los pobres nuevamente estaban muertos de calor. Uno de ellos se animó a bañarse por lo que hubo un poco de movimiento. Nuevamente éstos se encontraban a tiro piedra.
La zona de los facóceros se les veía a través de un cristal, pero lo más bonito de todo es que habían tenido crías, eran preciosas. Otro ser que supo captar mi atención, la hiena. Con la fama de feas que tienen, ésta me encantó. Había una sola, ésta nos miraba muy atenta nuestros movimientos. Nuevamente se veía super cerca, aunque había una distancia de seguridad. Se estaba bañando en un pequeño riachuelo que tenía en su recinto.
Por la zona de los facóceros, había nuevamente una zona de cuevas donde se podía ver incrustadas en la pared animales como ratones, donde lo tenían proyectado de tal forma para que se pudiera ver el nido y los distintos caminos. Tras dejar atrás esta cueva, nos topamos con las avestruces y ya el fin de nuestra visita.
Nos llevó más o menos unas tres horas de tiempo el ver todo, más o menos con calma y parándonos en lo que más nos llamaba la atención y con las consiguientes fotos. Lo que más me gustó es la cercanía para ver muchas de las especies. No es lo mismo que veas un recinto y el letrero te indique que allí hay hienas y no veas ni una porque se encuentran entre las rocas, a la sombra, a que la veas muy de cerca, que impresiona mucho más. Los elefantes me encantaron, las jirafas me parecieron realmente preciosas, menuda forma de correr y los rinocerontes me impresionaron, ¿pero cuanto pueden llegar a pesar? Son enormes.
La verdad es que pocos fueron los animales que no supieron captar mi atención. Prácticamente todos fueron fotografiados. Al salir del Bioparc lo tienen preparado de tal forma que veas la tienda, para comprar algún peluche o recuerdo.
Sinceramente después de todo lo que os he contado, creo que este Bioparc merece mucho la pena. Hay multitud de especies, se pueden ver muy de cerca y me parece que está muy bien montado, tanto la distribución como la decoración. El único pero que puedo ponerle, como ya he dicho son las pocas zonas de sombra, sudamos la gota gorda, pero mereció la pena. Os lo recomiendo.
Un saludo a todos.