La semana pasada compré en una parafarmacia la Lacer pasta con flúor 125 ml porque traía de regalo un estuche y un cepillo de dientes de la misma marca de regalo. Tras probar el cepillo de dientes de viaje que regalaban me arrepentí de la compra. Hubiera sido mejor comprar esta pasta en el formato de 75 ml que compro siempre. El cepillo de dientes sólo vale para tirar.
Me consuelo con el neceser. Es de color rojo, de plástico transparente y cierra muy bien con su cremallera del mismo color. Pienso usarlo un montón en mis viajes. Me vale para llevar el cepillo de dientes, el dentífrico y la seda dental más los cepillos interdentales aparte de lo que es mi neceser de potingues. El cepillo tendré que llevar otro, no el que me venía de regalo. El que regalan es una estafa. No vale para nada. Le das la vuelta y te queda metido en un soporte que no aguanta nada. Se me metió medio cepillo en la boca. Es un peligro tanto para la gente mayor como para los niños. Ni que decir que lo tiré. Fue meterlo en la boca con la crema, desenmangarse del soporte y tirarlo al cubo de la basura enfadada. Hace años los de Lacer tenían unos cepillos de viaje que eran fantásticos. Los doblabas y los guardabas. Fueron de lo bueno a lo peor. Y es una pena porque Lacer es una marca buenísima. Yo siempre compro su pasta de dientes.
No os recomiendo el regalo, es decir, el cepillo de dientes de viaje que trae, pero sí os recomiendo la pasta de dientes. Es de las mejores para conservar una dentadura natural libre de caries. Yo siempre soy generosa con las cantidades que pongo para cada cepillado tras cada comida. Mi dentista dice que no hace falta poner tanta crema, pero es así como siento una mayor sensación de limpieza.