Este hotel esta ubicado a tres paradas de metro de la Alexander Platz, muy cerca de la boca de metro y de la parada de autobús, con lo que a la ubicación le pondría un 9. Lo que le falta para el 10 es sólo encontrarse en una zona más animada, que te permita comprar algo de beber o de comer si tu avión llega muy tarde. No es el caso y la primera noche nos quedamos sin cenar porque nos dio pereza coger el metro a las 12 de la noche.
El hotel cuenta con una zona en la que puedes comprar algún snack o bebida, pero no es barato.
La habitación nos gustó mucho. No es muy grande, pero lo suficiente para estar cómodo durante los tres días que nos alojamos allí. Sin embargo, la ausencia de cajones o armarios cerrado hacía que tuviéramos que dejar toda la ropa a la vista, y eso ya no me parece cómodo. Que les hubiera costado acoplar un cajoncito en la mesita de noche!!
El baño es muy funcional, tienes el espacio justo para la baza y el lavabo, la ducha es espaciosa. Tiene secador de pelo, pero es mejor que os llevéis vuestros geles y champus pues no cuenta con las amenities típicas que se esperan en un hotel de esta categoría.
La limpieza perfecta, la cama cómoda. Se descansa muy bien en este hotel, aunque como ocurre en Europa, la ausencia de persianas hace que te despiertes muy pronto por la mañana. No importaba, Berlín es una ciudad que tiene mucho por ver, así que hay que aprovechar al máximo el tiempo que pasas allí.