Nos quedamos en el Ayre Hotel Sevilla cuando fuimos a la boda de unos amigos porque es un hotel que está justo en frente de la estación de tren y nosotros en tren fuimos y en tren marchamos. Para ir al centro fui andando. En sólo veinte minutos estaba en el centro de Sevilla. Si hubiera ido en bus urbano o en taxi menos hubiera tardado, pero tenía que hacer ejercicio.
Mi marido, en cambio, poco salió del hotel. Pasó mucho tiempo en el gimnasio y trabajando con el ordenador portátil en la habitación. No sé cómo aguantaba tanto tiempo encerrado. Nos habían dado una habitación poco luminosa y encima estaba decorada en tonos marrones fúnebres. No me gustó nada. Me consolé pensando que se veía limpia. Yo miro siempre todos los rincones. Soy una maniática de la limpieza.
No nos salió muy cara nuestra estancia en el Ayre Hotel Sevilla. La conexión wi fi era gratis y la caja fuerte también. Yo no necesitaba caja fuerte, pero mi marido siempre la pide y fue una gran ventaja no tener que pagarla.
El desayuno buffet tampoco me gustó. Estaba todo muy contado. La fruta, por ejemplo, la servían pelada, pero poquita. Yo sola acabé con una fuente de fruta variada pelada y cortada en pequeños trozos. Mi marido me daba codazos porque dejaba la fuente vacía. No podía evitarlo. Ver todo tan contadito me desató el apetito.
Pese a algunas desventajas os recomiendo este hotel que está enfrente de la estación de Santa Justa. Es perfecto para personas que llegan a Sevilla en el AVE y en el AVE regresan a Madrid. Otra ventaja es el personal. Son muy amables y hacen su trabajo con rapidez y profesionalidad. Nosotros quedamos muy contentos con el trato recibido. También nos gustaron mucho las tapas que servían en un bar que había en el hotel. El día anterior a la boda de nuestros amigos comimos allí a base de tapas.