Es posible vivir unos días en un pazo blasonado del siglo XV. Nosotros lo hicimos en el Pazo da Trave, un pazo que está en el municipio de Viveiro. Te llama la atención por todos los escudos que tiene en su fachada. Yo lo vi cuando fuimos a Viveiro a la boda de unos amigos. Le dije a mi marido que teníamos que alquilar una habitación en este pazo para disfrutarlo. Los dueños se ven obligados a alquilar habitaciones para poder pagar sus gastos. Invierten bien el dinero. Lo tienen muy bien cuidado.
Me gustaron mucho los cuartos de baño. Todos tenían azulejos de diseño. Me comentaron que los azulejos los diseña su dueño. Es un ceramista con mucha mano para hacer estos diseños que hacen que te vengan ganas de comprarlos.
Las habitaciones tampoco defraudan. La nuestra era muy elegante. Me sentí como una hidalga gallega. No era para menos durmiendo en una cama doselada y mirando desde la cama el precioso mural que decoraba la pared. Estuvimos dos días. Yo hubiera quedado toda la semana. Fue una pena no poder prolongar nuestra estancia. Yo estaba en mi salsa rodeada pro el arte vanguardista que encuentras en todos los rincones de este pazo gallego.
¿Y qué decir de su espléndida biblioteca? Mi marido no salí de esta estancia llena de libros en la que también buscaban refugio los otros huéspedes. Mi santo se sentaba en uno de los butacones de la biblioteca y leía aquellos libros casi tan viejos como el pazo.. En la biblioteca hay más pinturas, esculturas como las que encuentras en otras estancias del pazo. Los libros son de todos los géneros. No hay sólo novela. Puedes elegir entre un montón de ejemplares muy variados.
Yo pasé más tiempo paseando por los jardines del pazo que en la biblioteca. Necesitaba aire puro. La biblioteca estaba muy limpia, pero me pareció algo triste. Los libros viejos no me agradan mucho. Empiezo a pensar en quién los habrá leído antes y me pongo profunda. Los jardines también me hicieron pensar. Las especies eran centenarias. Por haber había hasta tótems y máscaras traídas del extranjero por sus dueños. No faltaba un hórreo. En otros tiempos debieron guardar el maíz en el hórreo. Ahora lo tienen vacío. Lo que no probé fue la piscina. Hacía un frío que no invitaba a darse un chapuzón.
Os recomiendo el Pazo da Trave para pasar unos días tranquilos rodeado del lujo de las familias bien gallegas. Son lujos del pasado perfectamente actualizados con una remodelación óptima. También puedes aprovechar para hacer turismo natural por la zona. Nosotros fuimos a ver el eucaliptal de Chavín. Es el más grande de Europa. Queda a 4 kilómetros del Pazo da Trave.