Cuando me dijo mi chico que estábamos alojados en las antiguas dependencias de lo que había sido un hospital de peregrinos me vinieron ganas de marchar. No lo hice porque mis niñas estaban encantadas. Pensaban que estábamos en la casa de un marqués porque este hotelito se llama La Posada del Marqués en Carrizo de la Ribera, en León.
Lo cierto es que los propietarios de la casa alquilan las habitaciones de lo que fue un hospital, es decir, lo que es el edificio del siglo XVII. Hubieran alquilado el edificio anterior, el del siglo XII si lo hubieran tenido en pie. Pero está tan bien remodelado que ni te enteras si no te lo dicen. A nosotros nos lo comentó una de las camareras de habitación, una chica muy maja que me parece que estudiaba Historia.
Más que la habitación me gustó el jardín. Era un jardín bastante grandecito, de casi una hectárea. A mi chico le llamó mucho la atención el sistema de riego. Era un riego montado por los hombres de la época medieval que seguía funcionando a las mil maravillas. Así de verde estaba la hierba del jardín gracias al reparto de agua.
En la Posada del Marqués en Carrizo de la Ribera, León, te reciben como si fueras una reina. A nosotros nos recibió un señor que resultó ser el dueño de la finca. Todo un detalle. El buen hombre nos enseñó la casa de arriba a abajo. Fue muy amable con nosotros. Nos invitó a escuchar los cantos gregorianos del monasterio cuando supo que mi chico era un gran aficionado a la música clásica. Lo dejé ir solo. Servidora no aguanta el gregoriano.
Puestos a tratar bien a los huéspedes hasta de dejan elegir habitación. Nosotros vimos una con una cama con un dosel muy ostentoso y la descartamos. Nos quedamos con otra habitación más discreta, con muebles castellanos recios.
Os recomiendo La Posada del Marqués en Carrizo de la Ribera, León. Está muy bien para desconectar del ruidoso mundo. Yo dediqué mi tiempo a disfrutar de mi familia y a leer. Apenas salimos los tres días que estuvimos en este hotelito rural. Sólo nos acercamos andando al Monasterio cisterciense de Santa María, un monasterio del siglo XII que merece una visita.