Nos alojamos en el Hotel Atalaya en Mundaka, Vizcaya, un fin de semana que a mi chico se le dio por ir a surfear con sus sobrinos. Casi me preocupaba y no lo dejé ir solo. Para mí eso del surfeo es para adolescentes. Un hombre con los treinta años cumplidos y los cuarenta años cercanos no debe arriesgar su existencia saltando las olas con una tabla de surf. Este pequeño hotel está frente a la ría de Mundakan, justo donde mi chico y sus sobrinos iban a surfear.
No es un hotel grande. Se trata de una casa con galería y jardín. Data de principios del siglo XX. Se le notan los años en una fachada que ha sido remodelada, igual que su interior. Han conseguido ofrecer un pequeño hotel con todas las comodidades a los turistas tras gastar dinerito poniéndolo a día.
Lo que sí me faltó en este hotelito fue espacio. Tuvimos que coger tres habitaciones para los cuatro. Una para las niñas y las otras dos para nosotros. Nuestro matrimonio corría peligro en la falta de espacio que había para dos personas en las pequeñas habitaciones del Hotel Atalaya en Mundaka, Vizcaya.
El hotel está muy bien gestionado. Saben conquistar al cliente. Nos invitaron a tomar un marmitako con el resto de los huéspedes. Nos vino bien. Así hicimos amigos y yo pude venderles a las señoras mis cremas. No pierdo ocasión para hacer dinero con mi negocio. Era una noche templada de otoño. Se estaba de maravilla en el jardín.
Poco salimos por los alrededores. Mi marido estaba cansado de verme al borde del mar mirando sus evoluciones con la tabla de surf. Sabe que sufro con sus deportes acuáticos. Por eso buscó tiempo para llevarnos en el coche hasta la iglesia de Santa María. Pretendía que rezara en una iglesia y no en la orilla del mar Cantábrico. A esta iglesia puedes ir andando. Está cerca. También nos acercamos hasta el Palacio Larrinaga y acabamos nuestro recorrido de pocos kilómetros en la Ermita de Santa Catalina. Una pequeña iglesia preciosa.
Os recomiendo este hotelito. Tiene habitaciones pequeñas. Lo solucionas cogiendo dos en vez de una. Todo tiene solución. Yo tal vez vuelva. A mi chico le encantó la ría de Mundaka para surfear.