Monstruas y centauras de Marta Sanz es un libro que recoge las opiniones de su escritora sobre mujeres y hombres. Con un título sugerente Marta Sanz nos vende sus opiniones sobre sentencias polémicas y sobre el poder que aparta desde los orígenes del mundo a las mujeres de las poltronas. Mandan los hombres y en este mundo de hombres mandones a las mujeres nos toca sufrir.
No nos cuenta Marta Sanz nada que no pensemos, aunque en algunas páginas la puede un feminismo que llega al pensamiento feminazi. A mí que no me vendan un estereotipo de mujer fea. Me gusta ser guapa, vestirme bien y verme bonita. Es cierto que pueden verte como una cosa, pero no es mi problema. Soy mujer de escotes profundos, de los que dice la autora que llevan a la muerte a muchas mujeres.
Habla la autora de víctimas que no saben que son víctimas. Puede ser. Pero también hay mujeres más machistas que los hombres. Esta realidad no le cabe en la cabeza a Marta Sanz. Ella se limita a ver dos bandos: por un lado los hombres, por otro lado las mujeres. No hay matices en los pensamientos que plasma en este libro que os recomiendo, sobre todo, por su fácil lectura. Se te va de las manos. Nada tiene que ver con los manuales sesudos sobre feminismo. Monstruas y centauras de Marta Sanz es un libro pegado a la realidad del momento.
Yo lo leí de un tirón. No es un libro que aparte para segundas lecturas. Se acerca más al panfleto necesario que al manual de consulta. No da datos, da hechos. No profundiza en antropologías o explicaciones científicas del maltrato, lo condena y punto.
El capitalismo y la ideología patriarcal son las culpables de esta situación de la mujer en la sociedad actual. Es la conclusión de Marta Sanz después de tanto pensar. No comparto su opinión al cien por cien. Antes de existir el capitalismo la mujer ya estaba condenada a su papel reproductivo y a cuidar de niños y ancianos. Sólo hay que recordar las clases de Historia del colegio. ¿Qué hacían sino las mujeres en el Paleolítico? La sociedad patriarcal nace con la Humanidad. Nuestros antepasados los monos tenían unos machos muy machos y unas hembras nacidas para servicio de los machos y para la crianza de sus bebés. Era horrible. Casi igual que ahora. La solución sería que hombres y mujeres pariéramos. Esa sí que sería la igualdad absoluta.