¡¡Hola a todos!!
Ahora quería hablaros de uno de los lugares más maravillosos que he visto de la comunidad autónoma de Asturias. Os estoy hablando de los hermosos y cristalinos lagos de Covadonga.
Hace ya unos cuantos años de mi visita a estos lagos de Covadonga. Recuerdo que salimos un día de agosto desde la provincia de León en dirección a Asturias con la intención de visitar estos lagos y los alrededores de Covadonga. El paisaje desde el sur de León hasta el inicio de Asturias cambió drásticamente y a mejor. De repente tuvimos que pasar por en medio de unas altas y rocosas montañas por donde cruzaba un río en medio y avanzábamos por una estrecha carretera en dirección a Asturias. El paisaje pasó de ser amarillo y seco a ser húmedo y verde, un verde bastante bonito.
Enseguida llegamos a Covadonga que está bastante cerca del pueblo asturiano de Cangas de Onís. Justo ahí el paisaje cambia completamente, las casas parecen pequeñas aldeas con el tejado negro. Luego comienza la subida por la carretera a la iglesia de Covadonga donde ya se ve desde la carretera, los lagos quedan aún más arriba.
Nos queda por ascender durante kilómetros por unas empinadas carreteras donde entran dos coches de casualidad, los que suben a los lagos y los que bajan. Nos tocó un día bastante soleado del mes de agosto, pero al llegar a los lagos el clima nos cambió por completo. El cielo estaba encapotado e incluso hacía más bien fresquillo. Al iniciar el ascenso por carretera a los lagos de Covadonga, cuando aun era pequeño y no podía ir de copiloto, me senté justo en el asiento de detrás del copiloto. Al principio del ascenso a los lagos todo era de lo más normal, cada coche subíamos en fila india y eran pocos los que bajaban ya que era por la mañana.
A mitad de camino ya empezamos a ver autobuses que no podían más sacando humo por el capó, coches que se habían calado incapaces de iniciar la marcha y a mi derecha un pedazo de precipicio de muchos metros donde no se veía casi ni el suelo y mientras tanto nos acompañaba una entrañable niebla densa que no se veía a cuatro pasos. Yo iba con un miedo terrible porque veía como la rueda del coche de delante tocaba el borde del final de la carretera y se iba hacia el precipicio. Bastante normal por lo estrecha que era la carretera.
Debido al miedo que todos teníamos en el cuerpo, cuando llegamos al primer lago decidimos plantarnos y dejar los lagos superiores para otro momento porque aquello era un peligro. Pero vamos tengo que decir que mereció la pena. Aquello es un verdadero paraíso. Me sorprendió ver el agua tan cristalina y limpia, un paisaje verdoso a la vez que hermoso y alucinante. De vez en cuando se podían ver vacas de color marrón clarito que hacían que el paisaje fuera aun mejor. Tuvimos suerte porque una vez arriba, en este lago, la niebla no era tan densa. Gracias a esto tuvimos este regalo de la naturaleza. Hace ya muchos años de mi visita a estos lagos pero tengo la imagen grabada en la retina como si hubiera ido hace tan solo dos días. Realmente me encantó y lo recomiendo. Ese aire limpio, fresco que se respira en los lagos de Covadonga no se respira en ningún otro lado.
Un saludo a todos.