Estuvimos pasando un fin de semana en la Torre de Villademoros en Cadavedo, Asturias con unos amigos. Lo pasamos bien. Es un alojamiento muy asturiano. Te asomas a la ventana de tu habitación y ves la torre, el prado y el mar a tus pies. No se puede pedir más. La torre, que mis hijas decían que era la torre de una princesa, es una edificación antigua que hay en la finca.
Antiguo es todo por allí. Esta casona con una fachada del siglo XVIII en medio de los verdes prados asturianos no te deja indiferente. Estamos en Asturias, decía mi chico. Nadie lo dudaba. Mirabas el hórreo y te venían a la mente años pasados en los que el hórreo estaría lleno de grano para alimentar a la familia dueña de la casa y para que pudieran ganar dinerito vendiendo parte de la cosecha.
Lo que más me gustó de la Torre de Villademoros en Cadavedo, Asturias, fue su decoración luminosa y llamativa. Nuestra habitación parecía un diseño de Ágtha Ruiz de la Prada pero sin corazones. Me desperté los dos día que estuve por allí ilusionada. Mi chico, en cambio, decía que no se sentía cómodo en una habitación más propia de un adolescente que de un hombre casado. Lo único que era de su agrado eran los muebles antiguos que habían integrado entre un mobiliario moderno. También le gustó mucho el comedor acristalado. Aproveché sus gustos por el local para hacer todas las comidas en la Torre de Villademoros en Cadavedo, Asturias. No me apetecía salir a comer por allí en un fin de semana lluvioso.
Os recomiendo la Torre de Villademoros en Cadavedo, Asturias. Es un alojamiento perfecto para buscar la tranquilidad en los campos de Asturias. Sentarte en su porche de madera mientras ves como cae el orbayu resulta muy relajante. Lástima que mis hijas no pensaran lo mismo. Menos mal que sus tablets las tuvieron entretenidas y, cuando se cansaron de las tablets, les di unos libros de papel para que siguieran ampliando sus conocimientos.
Destacaría también el desayuno. En la Torre de Villademoros en Cadavedo, Asturias te sirven un desayuno casero que te chupas los dedos. Yo untaba las galletas de nata en mermelada y no necesitaba nada más. Galletas de nata con mermelada de la casa y un buen café fue mi desayuno. Todos los productos con los que elaboran las comidas y los desayunos son productos ecológicos.