A mi marido le encanta el Baix Empordà. El mes pasado estuvimos pasando unos días en un hotelito rural que se llama Mas Crisarán en Fonolleres, Girona. Era una casita rural chula, del siglo XV, pero perfectamente restaurada.
La casa la tienen decorada con cuadros y esculturas de un artista suizo, un antiguo propietario que vendió la casa y dejó sus pertenencias artísticas para que las pudieran disfrutar los nuevos propietarios. Ahora somos los clientes del hotel los que las disfrutamos. Mi chico les sacó a nuestras hijas varias fotos con los cuadros del artista suizo de fondo.
También sacó fotos en el jardín. El césped lo tienen muy bien cuidado. Lo tienen tan bien cuidado que parece casi artificial. Daba pena pisarlo. Pero se podía pisar. Es de esa hierba pensada para ser pisada sin que se estropee.
Nos dieron una habitación en la que no faltaban recuerdos de viajes alrededor del mundo. Las lámparas chinas les hacían mucha gracia a mis hijas. Fue una pena que no estuvieran en venta. Las hubiera comprado. Los taburetes de teca eran iguales a los que había en un salón común. Nos los dejaron en la mesa alta que pedimos para nuestros ordenadores portátiles. A mi chico le gusta trabajar de pie o sentado en un taburete. Lo hace por sus problemas de espalda. Sentado en una silla normal su espalda le ocasiona bastante dolor por culpa de una lesión que arrastra desde sus años de futbolista.
Lo que no me gustó mucho fue ver máscaras y escudos massai. Se veían muy guerreros. Yo soy una pacifista convencida. La guerra no es lo mío. Creo que dejaría que me mataran antes de defenderme con un arma. Las mesas bajas que vi en el salón común eran chinas igual que las lámparas de nuestra habitación, algo falta de luz. Los sillones de Indonesia, según me comentó una de las empleadas del hotel, los encontramos muy cómodos. Tan cómodos eran que te sentabas y quedabas dormida en cinco minutos. Fueron perfectos para la siesta.
Os recomiendo este pequeño hotel rodeado de campos. Estás como en la casa de un tía catalana viajera. Nosotros apenas salimos por los alrededores. Sólo hicimos una pequeña excursión andando hasta unas murallas, las Murallas de Verges. Están a cuatro kilómetros de Mas Crisarán en Fonolleres, Girona.