Chipre es la isla de Afrodita. Lo descubrí viajando a lo largo y ancho de esta isla mediterránea con mi marido. Fue un viaje inolvidable. Visitamos el Peñón de Petra Romion. Mi chico quería nadar alrededor del Peñón, como marca la tradición. Le dije que ni hablar. De fertilidad ya ando yo sobrada con dos hijas. No entra en mis planes ir a por el tercer retoño. De momento, me quedo con mis dos princesitas. Donde sí nadé fue en la playa donde nació Afrodita. Está justo al lado del Peñón, en el litoral sur de Chipre.
En Chipre vimos muchos templos. No los visitamos todos, por supuesto. Fuimos hasta los templos de Apolo, seguimos nuestro recorrido artístico por el anfiteatro y acabamos, cansados de tanto arte de otros tiempos, en la playa de Kourion. Yo necesitaba un descanso sobre un arenal para seguir existiendo. El turismo cultural cansa mucho.
Mi chico me convenció para continuar nuestro recorrido cultural en la ciudad arqueológica de Pafos. Me explicó cuanta piedra antigua vio. Yo ya no podía más. Menos mal que lo convencí para regresar a las playas. En Chipre hay buenas playas para bucear y a mi chico le encanta el buceo. Se mete en el fondo del mar y pasa horas por allí abajo. Afortunadamente, en Chipre no hay problemas a la hora de bucear porque las aguas son transparentes. Casi lo veía yo desde arriba, sin necesidad de bajar con una botella de oxígeno a la espalda.
Os recomiendo visitar Chipre. Es un país con muchos restos arqueológicos. No debes perderte el Chipre rural que descubrimos nosotros en nuestro viaje. Vimos las montañas de Troodos Cedros. Había muchos pinos. Las iglesias bizantinas están en mitad de esos bosques interminables. Dentro todas las iglesias bizantinas tienen frescos e iconos pintados. Se conservan bastante bien los frescos. Algunos parecía recién pintados pese a llevar siglos decorando aquellas paredes. El monasterio de San Juan Lampadistis lo vimos desde fuera. Mi chico quería entrar, pero a mí no me apetecía. Habíamos entrado en tantas iglesias que estaba saturada de religiosidad.
No debes perderte tampoco el vino tinto que sirven muy frío. Es tradición chipriota beber el vino tinto congelado. En Chipre hay extensos viñedos al sur de las montañas. Por eso se bebe buen vino del país.