Cuando mi marido me dijo que íbamos a hacer la Ruta del Bosque Encantado en Tenerife di saltos de alegría. No está al alcance de todos. Desde que se les dio por restringir las visitas a un máximo de 45 personas al día es un privilegio poder ir por allí de senderista.
Debes ir algo abrigada. Yo llevaba un anorak acolchadito y pasé algo de frío por culpa de las brumas. Son nieblas muy húmedas que arrastran los alisios hasta el macizo de Anaga. Estas brumas crean el ambiente ideal para que crezca la píjara, una especie de helecho. Nosotros fuimos pisando estas tupidas alfombras verdes entre el bosque de laurisilva. Es una vegetación subtropical que hubo en Europa hace unos 20 millones de años. Ahora sólo la encuentras en Canarias en pequeños bosques. Es chulísima. Mi marido se cansó de hacer fotos. Aquello parecía un paisaje de cuento de hadas.
Estos helechos raros tienen unas hojas de hasta dos metros de largo. Es una pasada. Las hojas cubren el suelo dándole un aspecto selvático total. Mi chico me preguntaba si tenía miedo. Casi era para tenerlo. Pero no, estaba en mi salsa. Hubiera acampado por allí si me dejaran.
Por estos bosques hay varias rutas. Nosotros elegimos la Ruta del Bosque Encantado. Es la más bonita. Te vas adentrando en la reserva de El Pijaral. Este sendero circular de 6,7 kilómetros va de La Ensillada hasta el Cabezo del Tejo. A nosotros nos llevó tres horas larguísimas completarla. Tampoco apuramos mucho. Yo no tenía prisa por terminar el itinerario que transcurre por el monteverde del parque rural de Anaga. Ya que no te dejan ir sin permiso, no debes apurar en salir.
Os recomiendo esta ruta. Es una ruta inolvidable. No descarto volver a hacerla llevando las niñas. Ya le dije a mi chico que nos apuntara a todos en la página web que tienen con tal fin. Mis hijas vieron las fotos y quedaron a cuadros. La mayor nos preguntó si era un escenario de Juego de Tronos. Podría serlo. El paisaje es de un color verde musgo alegre que parece realmente que está encantado por una hada madrina.