Cudillero es un pueblo precioso. Siempre que vamos a Oviedo a la casa de una prima mía pasamos por Cudilleo, sobre todo cuando hace buen tiempo. Cudillero queda a sólo 56 kilómetros de Oviedo. Es un paseo en coche que merece la pena porque te lleva a un pueblo de la costa asturiana, tranquilo.
Más tranquilo está en invierno que en verano. En invierno los turistas escasean. el tiempo frío los espanta de las calles de Cullidero y de los senderos que te llevan hasta un mar precioso. A mi marido le gusta subir al cabo Vidio. Desde allí ves los alrededores. Yo prefiero las puestas de sol de Cullidero. Desde todos sus rincones son muy románticas.
Cudillero es un pueblo inconfundible con sus casitas pintadas de colores distintos y alegres, casitas que bajan por un acantilado hasta la costa. Es en esa zona donde nos gusta iniciar nuestro paseo: en el Anfiteatro. Unas casas escalonadas forman terrazas que van ganando altura dejando en su interior su plaza principal, la Plaza de la Marina. Estas construcciones forman un improvisado anfiteatro. De ahí les viene el nombre.
No dejamos de pasarnos por su puerto. Cudillero es un pueblo de marineros. De sus barcos sale el pescado que puedes saborear en restaurantes y tascas del pueblo.
Mis hijas siempre están interesadas por la vieja lonja. La antigua lonja de pescados es hoy el Aula Didáctica Los Pixuetos y la Mar, donde se cuenta la historia de Cudillero. Las niñas son unas aficionadas a la Historia. Nosotros también. Pero la Historia de Cudillero la tenemos muy conocida por la insistencia de mis hijas de entrar siempre en esta vieja lonja.
Si no estamos muy cansados, nos animamos a hacer la ruta de sus Miradores, a la que se accede desde la parte baja, por algunas de las estrechas escaleras que da acceso a un área de no menos pintorescas callejuelas del casco viejo. Acostumbrada a calles anchas, tanta callejuela te mete en un concepto de ciudad distinto al que estás acostumbrada. Mi marido dice que Cudillero para ir de visita está bien, pero para residir allí durante todo el año debe ser agobiante. A mi santo las estrechas callejuelas lo ponen de los nervios pronto.
Os recomiendo visitar Cudillero. Lo que menos me gusta es el puerto nuevo. Lo alejaron del pueblo sin saber integrarlo en el entorno. Queda como un pegote. Lo mejor es el Cudillero de toda la vida, con sus casas apiñadas acantilado abajo, con sus miradores en lo alto. Otro diez le doy a sus restaurantes. Nunca le perdono a mi santo una comida o una cena de pescados en el Fernando II.