La Asociación Burrito Feliz está haciendo mucho por la felicidad de la gente. Yo los conocí gracias al Programa doctor Burro. Unos amigos nuestros, los dos doctores, fueron a pasar a su finca unos días con los burros. Quedaron nuevos. Se les fue la pena que tenían encima después de meses de lucha contra el coronavirus en el hospital de Sevilla donde trabajan. Los burros tienen experiencia en contactos con el mundo sanitario. Una experiencia previa de estos asnos fue un programa con enfermos de alzheimer.
Los 21 burros que tienen en la Asociación Burrito Feliz hacen felices a muchas personas enfermas que los visitan. También hacen felices a las personas no enfermas. Todos necesitamos alegría. Yo fui con mi marido y con mis hijas a la finca. Están en un terreno de unos 15.000 metros cuadrados entre Sevilla y Huelva. Conocimos al presidente de la asociación, un señor encantador que se llama Luis Tejarano. Don Luis nos llevó a ver a los burros más ligones. Mis niñas se volvían locas con esos tres burritos que son la debilidad de todos los visitantes. Nunca olvidaré sus nombres: Magallanes, Gael y Dinio. Son unos latin lovers. Te enamoran aunque no te gusten mucho los animales.
Os recomiendo ir a ver los burros de esta asociación filantrópica. Puedes apadrinar un burrito. Mediante los apadrinamientos de burros consiguen financiación. Necesitan dinero porque los burros comen. Los terrenos son de los propietarios. Ahí está la filantropía.
Nosotros volveremos a ver los burros. La Asociación Burrito Feliz está haciendo una labor encomiable tanto por los burros como por las personas que vamos a disfrutar estos animalitos tan cariñosos. Magallanes es un sol. Fue el burro que más me gustó. Me dijo don Luis que es un burro que gusta a todo el mundo. Bueno, son todos ideales. Yo apadriné a un burrito, pero me lo hubiera llevado para mi casa si me lo hubiera podido permitir y el burrito estuviera a la venta. Me gustan más los burros que los perros de mi suegra. Son mucho más cariñosos.