La Hostería de Quijas en Cantabria tiene un jardín sobrado de flores. Era imposible sentarse en el jardín a leer porque te asaltaban las avispas. Nosotros estuvimos allí dos días. Veníamos de Oviedo y nos apetecía parar con la caravana. O, mejor dicho, yo estaba muy cansada de tanta caravana y le propuse a mi santo que dejara la caravana donde pudiera porque servidora necesitaba una cama cómoda y un cuarto de baño decente. Lo mismo opinaron mis hijas. La Hostería de Quijas fue lo que encontramos a tiro en la antigua carretera de Oviedo a Santander.
Es una casona bien restaurada. Se nota que sus dueños gastaron dinero en remodelar una casa con más de doscientos años sobre sus piedras. Lo que más me gustó de sus estancias comunes fue la biblioteca. Se respiraba el silencio entre más libros viejos que recientes. Había un oratorio que llamó mucho la atención a mis hijas. En mi casa nadie reza.
El jardín es enorme. Nos dijeron que había unos cuatro mil metros cuadrados de jardín. Rodea toda la casa con hortensias, enredaderas y un magnolio al que se le ha perdido la cuenta de los años que tiene. Mi marido decía que tenía varios siglos. No creo que fuera para tanto.
Antiguo también es el mobiliario de la casa. En nuestras habitaciones había camas de anticuario y unos sillones dignos de venderse en el Rastrillo de Madrid. La Hostería de Quijas tiene una decoración muy rústica. No olvidas que estás en un alojamiento rural.
Como el jardín tenía un montón de avispas salimos bastante los dos días que estuvimos por allí. Nos fuimos andando hasta el Palacio de los Bustamante y también llevamos a las niñas a ver la entrada de las Cuevas de La Clotilde. Las Cuevas de Altamira quedan a sólo seis kilómetros. En esta ocasión no nos acercamos hasta las famosas cuevas. Ya las tenemos muy vistas. A donde sí fuimos fue a la playa. Pasamos una tarde enterita en la Playa de Cobreces. Poca gente había.
Os recomiendo la Hostería de Quijas. Es una casa rural tranquila, próxima a las Cuevas de Altamira, sobre todo si tienes vehículo para no tener que andar los seis kilómetros que hay de distancia. Te traran muy bien en esta vieja casona con una piscina ideal, si el tiempo permite darse un chapuzón.