Odio los arcones. Me refiero a esos frigoríficos que son como una gran caja con tapa. Cabe dentro una persona o varias. Me horrorizan. Pero a mi suegra le encantan. Se empeñó en regalarnos uno, el Arcón Brandt BFK747YSW, después del confinamiento. La madre de mi marido está convencida en que tendremos que volver a confinarnos. Por eso le parece de gran utilidad para nosotros este arcón. Teme que su hijo muera de hambre.
De momento, lo estamos usando. Es mi marido el encargado de congelar todo lo que le indica su madre que congele y lo va guardando en el arcón. Ya he perdido la cuenta de los kilos de carne que lleva congelados y de los kilos de pescado que ha metido al lado de la carne, perfectamente envasados en bolsas para tal fin. Lo que sí sé es que yo después vendo esos alimentos a las amigas que vienen a mi casa. Una es muy fenicia.
Pues bien, el arcón tiene una capacidad de 307 litros. Te cabe media vaca. En su parte superior derecha tiene como un cajón de rejilla que es donde estoy guardando los helados. Así no tengo tan llena la nevera convencional de la cocina. El arcón lo metimos en la parte cubierta de la terraza.
Es un arcón con clase energética A+. Gasta bastante electricidad. Una desventaja. Se la recuerdo a mi marido todos los días. Mi santo sabe que acabaré vendiéndolo. Me da igual que sea un regalo de su señora madre o que venga el confinamiento y nos haga falta para tener alimentos en casa sin necesidad de ir al supermercado todos los días.
Os lo recomiendo. Este arcón de la marca Brandt nos está saliendo muy resistente. Hasta me parece bonito con su color blanco blanquísimo. Da gusto mirar para él, sobre todo cuando lo tienes tan limpio como lo tenemos nosotros. Sus medidas son de 84,5 x 112 x 70 cm. Es un trasto considerable si tienes en la cocina otros electrodomésticos que precisan también sitio. Por eso lo tuvimos que arrastrar hasta la terraza cubierta. Está subido a cuatro minúsculas patitas. Es una pena que las patitas no sean un poquito más altas. Resulta imposible limpiar bien por abajo a no ser que lo arrastres para fregar el suelo como Dios manda.