La fruta está por las nubes. Por lo menos la fruta que nos gusta en casa. Por ejemplo, las manzanas Pink Lady Bio Carrefour. Pagué el kilo a 3,19 euros. Ni que fuera un kilo de carne. Se supone que las manzanas no deberían ser muy caras porque no llevan mucho valor añadido. Tal cual las cogen del árbol tal cual te las venden.
Son unas manzanas sabrosas. Mi marido dice que las encuentra dulces. Yo les encuentro un piquito ácido que le da un toque ideal a su sabor a manzana cara de supermercado. En lo que estamos de acuerdo todos en casa es que son preciosas, con su color rojo alegre y su piel brillante. Brillan por ellas y por algún líquido que le ponen para hacérnoslas más atractivas a los consumidores.
Otra ventaja que les encuentro a las manzanas Pink Lady es su tamaño: tienen un tamaño medio que las hace ideales para repartir. Una manzana demasiado grande es un estrago cuando se la das a un niño. Mis hijas no comen una manzana grande ni que les demos un premio. En cambio, una manzana del tamaño de la Manzana Pink Lady Bio se le hace ideal para una merienda, un desayuno sano o un postre. Sí, para un postre. Nosotros somos de los que tomamos la fruta como postre. No me importa que digan que se debe tomar como primer alimento de una comida. En mi casa la fruta siempre fue un postre y lo seguirá siendo.
Os recomiendo las manzanas Pink Lady Bio, y también las que no son Bio. El Bio implica un precio mayor que, muchas veces, no lo ves justificado en el producto. La única justificación que le encuentro en estas manzanas a su característica Bios es tal vez el tamaño. Son manzanas más medianitas. Pero el precio tira para atrás. Te lo tienes que pensar dos veces antes de echarlas a la bolsa. Sale la manzana en 80 céntimos como mínimo. Se pasan cobrando la fruta. Y esto es en el Carrefour. Si vas a otro supermercado, todavía te salen más caras. La agricultura ecológica es muy cara.