Las sardinas en aceite de oliva A Churrusquiña son muy churrusquiñas, es decir, muy sardinillas. No hay conservas de sardinas grandes. Te ponen sardinitas propias de un pincho de sardinita y pan.
Yo las compré para hacer unos pinchos para el día de Nochebuena. Todo se come en mi casa. Sólo estábamos nosotros y mi suegra, pero comimos como si fuéramos una multitud. Yo creo que fue con los nervios. Las sardinitas churrusquiñas las comió casi todas mi suegra. Le encantan las sardinas en conserva porque están mucho más saladas que las que preparo yo tras comprarlas en la pescadería.
Las latas traen 125 gramos netos. Compré cuatro latas e hicieron falta. Las niñas, como era fiesta, también comieron. Son unas sardinas en lata más sanas que las sardinas en conserva de otras marcas porque están envasadas con aceite de oliva. Llevan aceite de oliva y sal. Nada más.
Las latas cuentan con un abrefácil. Se agradece. Yo nunca fui muy certera con el abrelatas. El abrefácil supone tirar y abrir. Hasta un niño abriría la lata.
A Churusquiña es una marca de conservas gallegas que todavía no tiene mucha cuota de mercado. Remarcan su carácter gallego con la imagen de una mujer con una cesta de sardinas sobre su cabeza. Es una imagen un tanto trasnochada. Hoy en día las mujeres no andan con cestas de pescado en la cabeza. También es una imagen un tanto machista. Hay pescadores y pescadoras. Nunca pondrían a un señor con la cesta en la cabeza. Los amigos de A Churrusquiña debería contratar a un publicista que apostara por la igualdad de género.
En todo caso, os recomiendo las Sardinas en aceite de oliva A Churrusquiña. Están deliciosas. El aceite de oliva les da un sabor ideal y la sal no es demasiada. Pican a sal, pero se comen sin tirarte al río a beber. Estas sardinas con un poquito menos de sal estarían todavía más ricas.