Feria de Ana Iris Simón es una novela un tanto peculiar que no deja de ser un culebrón familiar. La familia de la que habla la autora es su propia familia. Ana Iris, periodista de profesión, empieza a meditar sobre su vida de mujer de 29 años en Madrid comparándose con sus padres.
Ya en el primer capítulo del libro llega a la conclusión de que sus progenitores vivían mejor que ella a su edad. Tenían una niña de siete años, una hipoteca, su madre había dejado de fumar y había comprado una Thermomix. Ana Iris es la niña de siete años que crece rodeada de tíos, abuelos y primos. Es una niña feliz.
Ahora también es feliz, pero de otra manera, en un piso compartido de Madrid. Tiene amigos que juegan a la play station y poseen como propiedad destacable una estantería de Ikea. Viajan. Van a conciertos. Sus padres no viajaban a otro sitio que no fuera sus aldeas castellanas. Ana Iris va mezclando pasado, presente y sus reflexiones filosóficas. Tanta filosofía de andar por casa engancha a los lectores. A mí no me hace menos pesado un culebrón familiar en el que destacan sus abuelos feriantes. La abuela María Sola es todo un personaje. Ana Iris reconoce que se avergonzó un poco de sus abuelos. Tardó veinte años en reconocer ante sus amistades que tenía dos abuelos feriantes. Nos cuenta que ella se lo pasaba muy bien en la feria colocando el puesto y mirando como sus abuelos vendía la mercancía. Por el otro lado de la familia tampoco hay riquezas. Sí ve más posibles en familias ya asentadas en la clase media.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar esta novela. Como os decía, reconozco un toque de originalidad, pero el culebrón familiar cansa con tanto nombre. Esta mujer tiene 14 primos. Entre primos, abuelos, padres, amigos... el número del personajes se eleva casi al infinito. Ni siquiera su narración ágil te hace acabar el libro rápido. Yo lo he tenido varias semanas encima de la mesilla de noche. Para dormirme fue un libro fantástico.