La Reserva Rotana en Mallorca es una casa rural que en su día fue una possessió. Corría el siglo XVII. Pasaron varios siglos habitándola personas que se dedicaban a cultivar los campos y a pastorear ovejas. Hoy es un hotel rural lujoso.
Nosotros pasamos en esta casa rural próxima a Manacor tres días inolvidables. Está en medio de una finca de unas 200 hectáreas muy cuidada. La casa está sobre una pequeña elevación. El resto de la finca tiene un paisaje típicamente mediterráneo en el que no falta alguna palmera.
Tampoco falta un campo de golf. Mi marido se animó a jugar con unos amigos que hicimos en un desayuno. Yo no me atreví a tanto. Temí hacer el ridículo. El golf no es un deporte en el que destaque. Más bien todo lo contrario. El campo de golf de la finca no es gran cosa. Está bien para principiantes con sus nueve orificios. Me refiero a buenos principiantes, no a jugadores que, como servidora, pegan a la pelota con poca fuerza. Mi marido y nuestros nuevos amigos acabaron jugando en un campo de golf de 18 hoyos situado a pocos kilómetros de La Reserva Rotana. Yo aproveché para dar un paseo por la finca. Mi misma idea tuvieron otros huéspedes. Se veía gente andando y otros hacían un recorrido en bicicleta sin salir de la finca de la casa. La gente no se aventura a perderse en un sitio que no conoce.
Os recomiendo La Reserva Rotana en Mallorca. Me llamó la atención el trato de los empleados. Te trataban como si fueras una princesa. Yo creo que consideran la casa un palacio. También me llamó la atención el silencio. La gente habla bajito. En los salones comunes parecían personas misteriosas.
Una camarera de habitación me comentó que las figuras de ébano que decoraban una mesa auxiliar eran recuerdos de viajes a África de los dueños de la casa. Otros objetos provenían de zafarís. Se veían muchas obras de arte y antigüedades. Casi me hizo sentir como en un museo. Les dije a las niñas que tuvieran cuidado. No quería que rompieran ningún recuerdo de África.
También encontré en nuestras dos habitaciones un toque mallorquín. El perfume que notabas en el aire era olor de Mallorca, de sus campos, de sus calas. Fue una pena que no estuvieran libres las suites. La de nuestros amigos era de súper lujo. Estaba decorada con telas de llengos, figuras de barro cocido y mucha madera. Era verano, pero en invierno no hubiéramos pasado frío con la calefacción.
Os recomiendo este alojamiento rural en Mallorca. Es una casa rural amplia, de habitaciones principescas, suelos radiantes, cuartos de baño de mármol y estuco. El mismo refinamiento encuentras en la cocina.
Si quieres un alojamiento más rústico, tienes en el exterior Es Maiolet, un edificio de ocho habitaciones más baratas. Ni que decir que cundo estuvimos nosotros ya estaban alquiladas. La gente se tira a los precios más caros. Yo me alegré porque así pudimos disfrutar de lo más lujoso. Mi marido estaba generoso. Afortunadamente, amortizó el gasto con sus negocios. En La Reserva Rotana conocimos a unos alemanes que nos hicieron ganar mucho dinero.
Mis hijas también lo pasaron bien. Las estamos acostumbrando a las vacaciones tranquilas. Les encantó el jardín. Era un jardín sembrado de césped, pináceas y palmeras. Es un jardín que parece un mar verde en medio del cual destaca la casa.
Manacor está a tres kilómetros. Yo fui con nuestra nueva amiga a tomar un café y de tiendas. No gastamos mucho. Mi amiga estaba más interesada en comprar mis cremas de Mary Kay que en llevar artesanías. La comprendo. El cuidado de la piel es fundamental, sobre todo si tomas el sol tantas horas como tomaba ella en el jardín de La Reserva Rotana.