La isla de Sálvora pertenece al Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas. Es un trocito de paraíso que debería visitar todo el mundo. Esta pequeña isla gallega se encuentra ubicada al norte y a bastante distancia de las Islas Cíes y de las Ons, y dentro de la provincia de A Coruña. De hecho, Sálvora emerge en la boca de la ría de Arousa como un pequeño archipiélago formado por varios islotes menores y una isla mayor (la isla de Sálvora).
La cuidan bien del turismo masivo. Sólo pueden visitar esta isla como mucho 250 turistas al día, incluso menos. El número de visitantes varía a la baja. No hace falta hacer papeleos. Nosotros nos apuntamos a una visita organizada. Del papeleo de los permisos de entrada a la isla de Sálvora se ocuparon los de los barcos. También se ocupan si organizas el viaje por tu cuenta. El aforo permitido lo cumplen. No se les cuela nadie sin contar.
Nosotros salimos del puerto de O Grove y en cuatro horas estábamos en Sálvora. Nos clavaron 20 euros por la travesía. Una vez en la isla hicimos senderismo por los dos senderos que tienen habilitados para que la gente se eche a andar. Cansados de la caminata nos tiramos en una playa. Las playas son preciosas. Fue una pena no poder quedar más tiempo. El viaje de regreso en el barco fue más alegre. Nos dieron unos mejillones y unas bebidas que nos animaron un montón.
Os recomiendo visitar la isla de Sálvora. Todos los barcos turísticos que realizan la excursión atracan en un pequeño muelle que se encuentra junto al pazo y la playa de Sálvora, la impresionante praia do Almacén. A partir de ahí toca andar. Desde allí mismo parten los senderos oficiales que en pocos kilómetros recorren todos los puntos visitables de la isla.
Yo tuve la suerte de hacer los dos. Ambos senderos son muy sencillos y sin desnivel, para toda la familia. Mis niñas los anduvieron sin protestar mucho. Se lo agradecí. No tenía la cabeza para sus lamentos.
El primer sendero es la Ruta do faro. Se trata de un sendero de 1,2 kilómetros y una duración aproximada de 30 minutos de ida. Si das la vuelta son otros 30 kilómetros para atrás. A lo largo de la ruta ves un paraje repleto de enormes moles de roca granítica de formas muy curiosas y una numerosísima colonia de gaviotas gritonas. El final del trayecto es el famoso Faro de Sálvora.
El segundo sendero es la Ruta de la aldea. El acceso es con guía autorizado. Este sendero de 1,7 kilómetros y una duración de 40 minutos de ida nos llevará a adentrarnos en el viejo poblado de Sálvora donde, hasta hace unas décadas, llegaron a residir decenas de personas.
Me decepcionó sólo poder visitar una de las tres playas de Sálvora. La praia do Almacén es la única playa visitable. La praia do Almacén es tan bonita que te quedas con ganas de disfrutar las dos playas vetadas para los turistas. Es una playa grande, con la arena muy fina y muy blanca, las aguas turquesas y un pazo de un lado y del otro la estatua de una sirena. Es sencillamente de cuento. Sólo para ver una de las playas más bonitas de Galicia vale la pena ir a Sálvora.
También vale la pena ir por el pueblo deshabitado. Es una pena que no viva gente en las casitas. Algunas las han rehabilitado. Vimos los hórreos que llevan los nombres de las mujeres que se tiraron al mar con sus pequeñas embarcaciones de pesca para salvar a los náufragos del barco Santa Isabel el fatídico 2 de enero del año 2021. Ese accidente luctuoso quedó en la Historia de esta preciosa isla gallega.
Sálvora fue una isla privada. Afortunadamente, hoy no lo es. Por eso podemos visitarla. En el Pazo Goyanes hay un museo. Allí están los únicos servicios que hay en la isla. Todo es tan natural que se han olvidado de poner baños públicos. Deben querer que la gente haga pipí en el campo.